La alta política descansó sobre los estrategas de salón, que no se dieron cuenta de cambiaban las circunstancias. Una gran parte de la ciudadanía se sentía huérfana.
Las crisis que fueron el caldo de cultivo de la indignación siguen presentes en la agenda política e incluso se han visto agravadas con los efectos de la pandemia.
El 62% considera que las fuerzas políticas surgidas del movimiento no han dado respuesta a su agenda, según una encuesta exclusiva de YouGov para El HuffPost.
Manifestaciones masivas, solidaridad a raudales, ansias de mejora compartidas... El cansancio y la desilusión cuajaron en un movimiento que contagió al mundo.