Una portavoz de La Francia Insumisa tiene "dudas" sobre si el presidente liberal va a respetar el resultado de las elecciones legislativas del domingo.
El Nuevo Frente Popular ha encontrado inspiración lejos, en 1936. Sus componentes han sabido superar sus diferencias y ponerse todos a una, impidiendo que la Agrupación Nacional toque poder. Ahora está por ver si ellos pueden gobernar.
El levantamiento popular frena a la ultraderecha pero deja la Asamblea hecha un sindiós, con tres grupos incapaces de tener mayoría. La batalla contra los radicales se ha ganado, pero queda la guerra: han logrado datos históricos en el parlamento.
Las encuestas decían que los de Le Pen podrían tener la mayoría absoluta de la Asamblea, pero nadie la ha logrado, a tenor de las encuestas. Queda un parlamento muy fraccionado y con una primera fuerza de color diferente a la presidencia.
Aún así, entiende que su apuesta de país está "bien viva" porque se ha mantenido como segunda fuerza, está "en pie" para defender a los ciudadanos, dice.
"Tiene que aplicar su programa y sólo su programa", defiende el líder de La Francia Insumisa, parte del Nuevo Frente Nacional que se ha impuesto en la segunda vuelta de las elecciones legislativas de Francia.
La movilización contra Le Pen da la victoria a la izquierda con 182 escaños en la segunda vuelta de las legislativas. El partido ultra queda en tercera posición con 143 diputados, por detrás incluso de la formación de Macron, que se queda con 168.