Emmanuel Macron decidió, pese a la victoria de la izquierda, entregar el Gobierno francés a la extrema derecha. Ahora, Michel Barnier se ha convertido en el primer ministro más efímero de la Quinta República y Francia afronta el vacío político.
La crisis política generada por la moción de censura del primer ministro francés supone la constatación de un fracaso doble: el de no dialogar cuando el escenario está fragmentado y el de acercarse a radicales de derechas, rompiendo el cordón.
Confirmada la moción de censura contra el hombre de Macron, al presidente se le abre un horizonte de dudas con el único convencimiento de que quiere agotar su mandato... aunque la presión crece.
Las mociones de censura impulsadas por La Francia Insumisa y la Agrupación Nacional han salido adelante. Es la segunda vez en la era moderna que el Parlamento tumba un Ejecutivo por la vía de la moción. Macron, entre la espada y la pared por tener que buscar nuevo candidato a primer ministro en posición de minoría parlamentaria.
Tanto la izquierda como la ultraderecha apoyarán el rechazo al elegido por Macron, a los tres meses de su llegada. El titular de Defensa podría ser su sustituto, pero la crisis institucional y ejecutiva es profunda.
Las izquierdas y la ultraderecha han prometido su voto contra Michel Barnier, lo que obligaría a Macron a dar el enésimo volantazo en un momento más que complejo. Pero de aquí al miércoles todo puede cambiar.
La izquierda fue apartada del poder pese a ganar las elecciones, la extrema derecha apoyó a Barnier... y ahora decide que no le apoya los presupuestos "salvo milagro de último minuto".
La formación agrupa a formaciones de 11 países europeos y cuenta con 86 diputados en el Parlamento comunitario, que representan a más de 19 millones de europeos.
La líder de la extrema derecha francesa asiste a su juicio por el presunto uso irregular que habría hecho su partido, Frente Nacional, de fondos de la Unión Europea.
Orban, Le Pen, Salvini, Wilders o Abascal se unen en un grupo que será el tercer en diputados en el Parlamento Europeo. Frente a ellos se promete un cordón sanitario que les impida tocar poder, pero pueden condicionar, presionar y poner en aprietos.
El levantamiento popular frena a la ultraderecha pero deja la Asamblea hecha un sindiós, con tres grupos incapaces de tener mayoría. La batalla contra los radicales se ha ganado, pero queda la guerra: han logrado datos históricos en el parlamento.
Un grupo de miembros y simpatizantes de la formación de la ultraderechista Marine Le Pen se ha congregado en la sede del partido para ver los resultados de las elecciones legislativas.
La movilización contra Le Pen da la victoria a la izquierda con 182 escaños en la segunda vuelta de las legislativas. El partido ultra queda en tercera posición con 143 diputados, por detrás incluso de la formación de Macron, que se queda con 168.
La segunda vuelta de las elecciones legislativas galas llegan con encuestas que dan por ganadora a la Agrupación Nacional, pero sin absoluta. Ellos han dicho que o van con todo o no buscarán alianzas. Los demócratas han logrado unirse contra AN.
Macron y Attal recalcan que retirar candidatos esta segunda vuelta de las elecciones no conlleva una unión: "No hay, ni habrá nunca, una alianza con La Francia Insumisa"