El húngaro Orbán carga sobre las importaciones del grano y pone condiciones a su apoyo a Kiev: que "garantice los derechos" de la minoría magiar. Y se enfada con la UE: "Nos engañó".
Arrollan el estado de derecho, rechazan las normativas comunitarias, legislan de forma férrea contra el aborto, la homosexualidad o la inmigración y quieren un continente nacionalista, conservador, blanco y cristiano. Abascal anhela lo mismo.
El Europarlamento vota masivamente una resolución en la que expresa sus dudas de que Orban deba llevar el semestre, por sus violaciones del estado de derecho.
Borrell confirma que se quiere facilitar el octavo tramo del fondo de ayuda a Kiev, de otros 500 millones de euros, para cofinanciar armas, pero Hungría se opone aún.
Los de Orban justifican la medida por la saturación de las cárceles húngaras, aunque no lo aplica a los nacionales. En el país vecino protegen ya las fronteras por si cruzan a su territorio, ya que sólo tienen 72 horas para irse.
Esta semana ha habido una nueva reunión en Bruselas en busca del desbloqueo turco. Se han registrado "avances" pero no habrá solución al menos hasta julio.
El gobierno de Orban impuso un tope al precio de algunos productos básicos, medida que Vox tildó de "trasnochada" cuando la propusieron Podemos y Yolanda Díaz en España
La Comisión Europea demanda que se cumpla el paquete de reformas que se le exigen para luchar contra la corrupción y reforzar la independencia judicial.
Echa la culpa de la tensión a Biden, que ha ido "demasiado lejos" criticando a Putin, del que el ultraderechista sigue siendo amigo pese a la invasión.
Bruselas quiere congelarle 7.500 millones de ayudas por vulnerar el Estado de derecho y Budapest plantea medidas para evitar el tijeretazo. Tibias, para lo que está en juego.
"Ese discurso le habría gustado hasta a Goebbels", lamenta Zsuzsa Hegedus, hasta ahora amiga de Orbán, que denuncia que se ha cruzado "la línea de lo admisible".