Por ahora no se conocen las causas de la deflagración, que deja además 300 heridos. El miedo a una masacre étnica incrementa la emergencia humanitaria.
Aproximadamente la mitad se han reubicado en casas de familias y amigos y el resto ha sido llevado a un centro humanitario creado en la localidad de Kornidzor.
Justo ayer, Azerbaiyán y la autoproclamada república acordaron una tregua en el marco de la ofensiva militar lanzada por Bakú el martes, y a pesar de que Ereván se negase a implicarse en el conflicto.
La creciente dependencia de Moscú le renta y le complica las cosas a la vez, en su conflicto eterno con Azerbaiyán por el enclave de Nagorno Karabaj. Ahora, la mediación europea surte efecto.
El fuego cruzado iniciado el martes ha dejado al menos 155 muertos y ha hecho saltar las alarmas de la comunidad internacional, especialmente de Rusia.