España mira de reojo a la ciudad más hundida del planeta
En tiempos de crisis energética, cualquier país que tenga gas o petróleo es buen amigo.
En tiempos de crisis energética, cualquier país que tenga gas o petróleo es buen amigo. Bruselas ha aumentado sus relaciones con Azerbaiyán estos meses por las reservas de gas con las que cuentan en Bakú, la ciudad ubicada a mayor profundidad del planeta. Estos pasos de la Unión Europea, sin embargo, afectan a los intereses económicos de España en territorio azerbaiyano.
Los intereses económicos españoles con Azerbaiyán son significativos. En particular, el gasoducto TAP, que conecta los yacimientos de gas de Azerbaiyán en el Mar Caspio con Italia, tiene una relación directa con España. Enagás posee el 16% de las acciones de este proyecto, que empezó a explotar en 2020 y tiene una longitud de 878 km, según informa el portal La información.
El 18 de julio, la Comisión Europea alcanzó un acuerdo con Azerbaiyán para duplicar el suministro de gas hasta 2027. Von der Leyen manifestó tras la firma del convenio en Bucarest que el mismo "ayudará a acercar a la UE a los socios en la región del Cáucaso sur y ayudará a ambas regiones a lograr una transición a las energías limpias", al tiempo que reiteró que el objetivo era "dar la espalda a los combustibles fósiles rusos y diversificarse hacia socios energéticos fiables".
El gasoducto, que tendrá unos 1.100 kilómetros de longitud y que podría ser el de mayor longitud en el mundo, facilitará el envío de suministros energéticos de Azerbaiyán al continente, lo que confirma la centralidad de Bakú en estos planes de la UE para buscar nuevas fuentes y suministradores en pleno distanciamiento de Moscú.