Si Dinamarca ha declarado el fin de la pandemia, ¿España está cerca de ello?
Los expertos auguran una primavera "tranquila" en Europa, pero ven prematuro dar por finalizado el riesgo de la covid.
Al leer la noticia de que, el pasado 1 de febrero, Dinamarca declaró el fin de la pandemia, quizás la primera pregunta que surge es: ¿qué significa “el fin de la pandemia”? Con cinco veces más incidencia que España, 45.000 nuevas infecciones registradas en las últimas horas y un millar de personas hospitalizadas por covid para una población de 5,8 millones de habitantes, no parece precisamente que la epidemia haya llegado a su fin.
Lo que declaró realmente el país nórdico fue el fin de todas las restricciones anticovid, y si sorprendió tanto fue, precisamente, por el triunfalismo con el que se anunció pese a las altas incidencias reportadas. “Estamos aquí con noticias increíblemente buenas: es hora de dejar atrás la pandemia y seguir adelante”, proclamó la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, el pasado 26 de enero en rueda de prensa. “Esto marca la transición a una nueva era para todos nosotros porque Dinamarca volverá a ser una sociedad abierta”, agregó.
Lo cierto es que este 1 de febrero era el segundo Freedom Day para la sociedad danesa, que ya tuvo otro el pasado 10 de septiembre, cuando el país dejó de considerar la covid como “una amenaza crítica para la sociedad” –igual que ahora– y levantó todas las restricciones por primera vez desde el comienzo de la pandemia.
Delta y ómicron cambiaron los planes iniciales del Gobierno danés, que aun así ha querido ser pionero en la Unión Europea en “salir de la sombra del coronavirus”.
Preguntados sobre si ese ‘fin de la pandemia’ podría estar cerca también en España, los epidemiólogos consultados por El HuffPost se muestran escépticos. No creen, en primer lugar, que un país esté en la posición de poder declarar ‘unilateralmente’ el final de un problema que por definición es global, lo consideran más un anuncio político que sanitario y no ansían, en cualquier caso, que las autoridades españoles proclamen ante la población la victoria frente al virus para que, pasado un tiempo y por cualquier imprevisto pandémico, deban arrepentirse de sus palabras.
Todo indica que España ha superado ya el pico máximo de contagios en esta sexta ola, con lo cual “es normal que empiece a plantearse la relajación de ciertas restricciones”, comenta Salvador Macip, doctor en Medicina e investigador de la Universidad de Leicester. Sin embargo, “la bajada acaba de empezar, no estamos aún ni a la mitad, así que soy partidario de ser un poco más prudente y esperar un poco más antes de quitar las pocas restricciones que todavía tenemos”, añade el experto.
Macip no se refiere, en todo caso, al uso de mascarilla en exteriores, algo que considera superfluo, y que previsiblemente dejará de ser obligatorio a partir del próximo jueves. Sí ve necesario, en cambio, mantener la obligatoriedad de mascarilla en interiores y la limitación de aforos en eventos multitudinarios.
Como residente británico, Salvador Macip ya ha vivido un par de ‘Freedom Day’ en Reino Unido, y el modelo no le convence. El coste de pretender una normalidad absoluta cuando el virus sigue circulando tanto es elevado, y se refleja en las cifras de colapso asistencial y de muertes, con un millar diarias en el país según los últimos datos.
El fin de la pandemia “será algo progresivo”, “un tira y afloja”
“Es absurdo decir que la pandemia ha terminado, más que nada porque es algo global”, insiste Macip. “No se puede decir, unilateralmente, ‘aquí se acaba la pandemia’, porque en realidad sigues corriendo el riesgo de que vuelva el virus, y lo hemos visto por lo menos un par de veces en los últimos años”, recuerda el investigador.
Según Pedro Gullón, experto en Salud Pública y Medicina Preventiva, podremos hablar de este final “cuando haya elementos de la epidemia que dejen de tener importancia y se dejen de hacer esfuerzos” para contrarrestarlos, señala. No obstante, “será algo progresivo”, y no un día marcado en el calendario en el que, repentinamente, se decrete la vuelta a la normalidad, sostiene el epidemiólogo.
“No sé si habrá un Freedom Day en España, y no estoy seguro de que quiera tenerlo”, reconoce Gullón. “Creo que el fin va a ser, más bien, un tira y afloja: poco a poco, iremos modulando, iremos vigilando, los medios empezarán a dejar de hablar de ello y llegará un momento, no sé cuándo, en el que el tema pasará a ser residual en España”, comenta el epidemiólogo. Dicho de otra manera: la pandemia acabará el día en el que deje de generar interés.
“Aunque parezca una tontería, eso resulta clave”, asegura Gullón. “Si en Dinamarca o en otro país dicen ‘ya se ha acabado la pandemia’ pero resulta que sigue habiendo casos y vigilancia epidemiológica y los medios siguen informando, puede que no haya restricciones, pero la pandemia seguirá estando ahí”, resume.
La situación es “única”, pero aún es “prematuro” dar por finalizada la epidemia
Ya lo dijo la Organización Mundial de la Salud (OMS) esta semana: es cierto que la situación actual de Europa frente al virus es “única” por las altas tasas de población vacunada e infectada, la menor severidad de la variante ómicron y la estacionalidad; pero por otro lado es “prematuro” levantar todas las restricciones al mismo tiempo y dar por finalizada la lucha contra el virus.
“Antes de lanzar las campanas al vuelo, probablemente ahora es momento de insistir en la prudencia y en la cautela”, coincide José Jonay Ojeda, epidemiólogo y portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS). Con respecto al caso español, Ojeda opina que convendría “mantener algunas medidas de reducción de contacto, como el aislamiento de positivos, el teletrabajo, la limitación de eventos masivos y las mascarillas en transporte público y espacios cerrados”.
“Sabemos que el Gobierno tiene la prerrogativa de establecer el fin de la covid, pero no estamos seguros de que la sexta onda epidémica vaya a ser la última, con lo cual debemos ser muy prudentes”, recomienda el epidemiólogo. Recuerda Ojeda que España sigue teniendo “unas incidencias elevadísimas” –2.300 casos por 100.000 habitantes en 14 días–, y “eso es un riesgo importante para la aparición de nuevas variantes que pueden convertirse en una bomba de relojería”.
Meses tranquilos en el horizonte, aunque con un ojo puesto en el virus
Como ya sugirió la OMS esta semana al hablar de un posible “alto el fuego que nos puede traer la paz duradera” en Europa, José Jonay Ojeda considera que a partir de la primavera podremos tener “unos meses tranquilos”, pero solo si “no surgen nuevas variantes o nuevos aspectos desconocidos” del virus. “Todo esto no impide que podamos tener otra onda epidémica, que llegue otra variante que vuelva a cambiarnos una vez más los planes”, advierte el epidemiólogo.
Aún tenemos lo bastante cerca el susto de ómicron como para saber que una nueva variante puede trastocar (casi) todo. “Mientras el virus siga circulando tanto, seguirá existiendo la posibilidad de que surjan mutaciones lo suficientemente contagiosas o agresivas como para cambiar las reglas del juego”, admite Salvador Macip.
Para Macip, el mayor riesgo de que las autoridades digan que no hay peligro es “que la gente se lo crea” y entienda “que ya no hace falta hablar más de covid”, cuando “no es así”. “La situación es mucho mejor ahora, es cierto, y se va a acabar relativamente pronto si todo va bien, pero hay posibilidades de que no”, avisa. “Seguramente en Europa las cosas volverán a la normalidad en los próximos meses, pero también es posible que se compliquen”, incide Macip, que alude a este motivo para animar a “evitar este tipo de triunfalismos”.
“Tenemos que seguir con la idea de que la pandemia se acabará cuando estemos todos bien vacunados y el virus esté controlado en la mayor parte del mundo”, zanja Macip. “Ya vendrán tiempos mejores, pero vamos paso a paso”.
José Jonay Ojeda coincide con él: “Esperamos que en algún momento se pueda decretar el fin de la pandemia, pero de momento no lo vemos cercano”. Mientras tanto, toca “prepararse para lo que pueda venir en el futuro”. “No solo nos podemos acordar cuando truena”, dice Ojeda.