Las gaviotas avisan cuando se lanzan en picado
Nunca todo queda "atado y bien atado", como creía el dictador.
Cuentan los cronistas y la historiografía aceptada que fue el marinero Rodrigo de Triana, nacido en Lepe (Huelva), el primer vigía que dio la voz de ‘tierra a la vista’, o algo así, desde el palo de la carabela ‘Pinta’, que por ser “muy velera”, según el diario de a bordo de Colón, iba por delante de la ‘Santa María’, donde navegaba el Almirante. Pero desde algo antes e habían recibido algunas señales que indicaban la proximidad de las Indias que buscaban: aves, probablemente gaviotas, que volaban próximas a las naves.
Nos vale como metáfora de la actualidad: también las gaviotas revolotean en la proximidad de las elecciones, quizás anunciando un Nuevo Mundo, que en política suele cumplir con lo previsto en la Biblia, la historia siempre se repite, lo que está sucediendo antes sucedió y volverá a suceder, o quizás porque estos animales son como son. En Ferrol es muy frecuente que ‘escuadrillas’ de las conocidas como las ratas del aire, se lancen en picado, como los Zero japoneses en Pearl Harbour y en las batallas del Pacífico, sobre los contenedores de basura, sobre todo los que guardan los desperdicios de los bares del centro de la ciudad.
El gallego Feijóo –los memes se han revuelto contra él y ya le llamen Fakejóo, por sus continuas correcciones a la fuerza- ha logrado que la gente, la propia y la mediopensionista, acepte de momento como normal una cosa y su exacta contraria. Aunque en estas materias las tendencias estadísticas son muy importantes… pero sujetas a los imponderables.
Nunca todo queda "atado y bien atado", como creía el dictador, aunque algunos nostálgicos camuflados, o a cara descubierta, pretendan anudar los cabos que la democracia y el europeísmo han ido desanudando ex aequo.
Vivimos un momento extraño en que el razonamiento está siendo sustituido por la frase, por el titular, por el golpe de efecto, por el anuncio falso y marrullero, y la verdad queda en segundo plano con la rectificación, porque el impacto primero es el que manda. Eso descoloca a los que obran de buena fe, y ponen sobre el tapete del juego los hechos, que son en esencia la única vedad medible y contrastable.
Pero como establecía Baltasar Gracián en ‘El Arte de la Prudencia’, “nunca juega el tahúr la pieza que el contrario presume, y menos la que desea”. Así que el candidato del PP, bregado en el cacicato gallego, con nubes no solo de agua, y brumas no solo del nordés, ha ido adentrándose en el barro de otras de las previsiones del cura jesuita cuyo Oráculo manual escrito en 1647 se ha convertido en best seller de los ejecutivos financieros del siglo XX y en los del ‘chip’ y la biosfera del XXI, aunque ya lo fuera de los anteriores:
"No hay nación que se escape de algún original defecto: aún las más cultas, que luego censuran los confinantes, o para cautela o para consuelo. Victoriosa destreza es corregir, o por lo menos desmentir estos nacionales desdoros…". Pero… ojo al dato: "Hay también achaques de prosapia (…) que si coinciden todos en un sujeto y con la atención no se previenen hacen un monstruo intolerable".
Nos acercamos al ‘Día D’. El del nuevo desembarco en la Normandía de Moncloa, y lo único que sabemos de los planes verdaderos del aspirante de la derecha radicalizada, que ha lanzado por la borda de ‘La Pinta’ el legado social y liberal a la europea de la democracia cristiana, son señales difusas y habitualmente contradictorias. Y una desgraciadamente malvada técnica de importación de graves marrullerías, típicas del síndrome antisistema inoculado por el trumpismo y el putinismo – aliados ideológicos- en las sociedades occidentales. La última andanada contra los cimentos del ejemplar procedimiento electoral español es el lanzamiento de ‘bombas racimo’ de sospechas: por ejemplo, la meliflua sugerencia de un posible pucherazo con el voto por correo, después y a la vez de que otros aliados o acólitos pongan en duda la limpieza de los procedimientos de INDRA, que por su calidad y honestidad demostrada ha estado detrás de casi todos los procesos electorales en España, y por supuesto de los que han dado la victoria al PP.
El enfangamiento del terreno de juego es un clásico en una derecha que no se autoimpone límites, y que lo mismo defiende ‘Marca España’ que la ponen a caer de un burro es sus peregrinajes de odio en la UE, impasibles incluso ante el rechazo de las instituciones de Bruselas a sus manipulaciones y mentiras. Como denunciar el bloqueo del Gobierno socialista a la renovación del CGPJ el mismo día o semana en que desde Génova 13 el PP ordena a su grupo palanganero y bien pagado mantener el boicot.
Pero, atentos, esta estrategia es típica de circunstancias de dudas. Aunque lo importante sea la tendencia de los sondeos, hay datos ‘ocultos’ que pueden ser claves para una sorpresa de última hora. Para esa situación es un salvavidas una alternativa que vaya calando, poco a poco, en el censo: la sospecha de una manipulación desde el Poder, aventada precisamente por los poderes sin nombre… pero con cuenta de resultados.
Releyendo los titulares de los dos últimos meses algunas siluetas desfiguradas en la niebla, como en ciertos episodios de ‘Piratas del Caribe’, se van aclarando, perfilando, cobrando sentido, poco a poco. Y son para poner los pelos de punta, incuso a los calvos. V.g.: los comentarios de Feijóo, hechos desenfadadamente y a viva voz por el móvil en un AVE de que las ‘hipotecas inversas’ con las casas de los ancianos es una buena alternativa para las pensiones; lo cual se complementa con sus propuestas de revisión del sistema de jubilaciones para ‘garantizar su sostenibilidad’. Pero la ‘sostenibilidad’ no significa lo mismo para Agamenón que para su porquero. Agamenón sonreiría con suficiencia y su porquero se echaría a temblar.
El horizonte se oscurece aún más con el anuncio feijoyano de una rebaja general del IRPF, lo que significa dejar de ingresar, según las fuentes, entre 5.000 y 10.000 millones de euros al año. Como es lógico, si llueve menos, hay menos agua en los embalses, y menos recursos para las políticas sociales. Los antecedentes de Feijóo en la Xunta de Galicia, de Isabel Díaz Ayuso en la Comunidad de Madrid, de Juanma Moreno el educado y buenista en Andalucía y los gobiernos apoyados o conjuntos sean locales, provinciales oy regionales con VOX no auguran nada bueno, para los españoles. “Bajar los impuestos empeoraría el problema de la inflación en España”, ha declarado Pierre Oliver Gourinchas, Economista Jefe del FMI en El País, justo cuando España da un ejemplo de contención del IPC.
También la 'casa madre' de la derecha nacional dice que derogará el tope al gas, o la excepción ibérica, lo cual empobrecerá a los consumidores pero aumentará los beneficios de las gasistas y energéticas, a pesar de que hayan batido récords de caja. Y contra lo que propone la UE, para afrontar sin necesidad de severos recortes que provoquen crisis económicas sobrevenidas por inducción premeditada los futuros presupuestos especiales para salir de los demoledores efectos de la pandemia y de las consecuencias para toda Europa de la guerra de Ucrania, la derecha, camino de convertirse en ‘derechona’ por su convivencia prematrimonial con VOX, propia según ellos de progres y ateos y LGTBI y no de ‘gentes de bien’ joder, proponer eliminar los impuestos a las energéticas, la banca y las grandes fortunas.
Que es lo contrario a lo indicado y a lo aceptado por Bruselas y los organismos internacionales si lo que se quiere es seguir manteniendo unas finanzas saneadas y el pago de la deuda mientras se reduce la brecha social y se atiende a toda la población, y no solo a los privilegiados e influyentes.
‘Gobernar para todos’, para que no sea un farfullo y una mentira, necesita aclarar si es para todos los poderosos o para todos–todos los españoles.
Gane o no estas elecciones la derecha nerviosa y visiblemente histérica desde el instante en que Rajoy fue incapaz de formar gobierno, si vuelve a actuar como actuó en la crisis económica que ella misma creó, aunque haya sabido pintar un nuevo y falso imaginario colectivo, muy surrealista, obtendrá el mismo resultado: mareas que la ahogarán otra vez.
Si desprecian el consejo de no rectificar lo que ha funcionado bien, la ‘cosa’ se les puede revirar. Yo le aconsejo a Feijóo que medite el proverbio 92 de Gracián: “Más vale un grano de cordura que arrobas de sutileza”. Porque, al final, el cartón pintado se decolora solo.