La exministra de Empresa Kemi Badenoch y el antiguo secretario de Estado de Inmigración Robert Jenrick se enfrentarán por el liderazgo del Partido Conservador, dejando atrás a los rostros más conocidos y hasta a los favoritos.
En el caso del Reino Unido, ya no es posible volver atrás porque esta etapa que concluye ha provocado un error irreversible: la salida de la Unión Europea, el «Brexit», el peor negocio que pudieron hacer los británicos en su historia reciente.
Del nuevo primer ministro laborista se espera acción, tras el desastre conservador, pero también prudencia: la ola que lo lleva a Downing Street tiene muchos grados de rojo y deberá contentar a intereses dispares. Los retos son mayúsculos.
Los sondeos son claros: Keir Starmer será el ganador con entre 15 y 17 puntos por encima del actual primer ministro, el conservador Sunak. Muchos años de crisis, polémicas internas y falta de respuestas pueden acabar con 14 años de 'tories'.
El rescate del exprimer ministro de Reino Unido como ministro de Exteriores deja ojipláticos a todos los analistas: el hombre que llevó al país al Brexit ahora tendrá que negociar los flecos con Bruselas. Su primer reto, las guerras de Ucrania y Gaza.
El primer ministro británico ha expuesto esta semana en el congreso conservador las apuestas del año de mandato que le queda, hasta con polémicas homófobas de por medio. Por ahora, ni el toque populista le renta y su opositor le saca 20 puntos.
El 'premier' renuncia a gran parte de las medidas para el objetivo de "emisiones cero". "Está dando prioridad de nuevo a sus compinches del petróleo y del gas", denuncia Greenpeace.
Sunak sufre un duro golpe después de que los liberaldemócratas hayan diezmado su mayoría de 19.000 votos en las circunscripciones de Somerton y Frome, al suroeste.
Estas elecciones son la mayor cita con las urnas en el Reino Unido antes de las siguientes generales, de 2025, y primera prueba de fuego del 'premier' Sunak.
El Parlamento observa reglas que exigen que los diputados declaren los intereses que tienen de una manera "abierta y sincera". Y con el 'premier' no lo ven claro.
El exprimer ministro de Reino Unido dimitió acorralado por el escándalo pero no acaba de irse de la escena política. Mientras se piensa si pelea de nuevo por Downing Street, hace dinero y cumple viejos contratos.
Su plan fiscal es más ortodoxo, pero siguen la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Se ha ganado buena estampa internacional, pero las encuestas son terribles.
Tiene una fortuna de 826 millones, amasada en una firma tecnológica creada con su padre, y el pago de impuestos por ella han sido un dolor de cabeza para su marido.
El único candidato 'tory' a suceder a Truss en el partido y en el Gobierno ha formalizado su toma de posesión ante el rey, Carlos III, que es estrenaba en el proceso de relevo.
La 'premier' saliente defiende su gestión en un breve mensaje de despedida, en el que desea "éxito" a Sunak y garantiza que "los días más brillantes están por venir".