¿Qué ha sido de Boris Johnson?
El exprimer ministro de Reino Unido dimitió acorralado por el escándalo pero no acaba de irse de la escena política. Mientras se piensa si pelea de nuevo por Downing Street, hace dinero y cumple viejos contratos.
El 6 de septiembre pasado, Boris Johnson dejaba de ser formalmente primer ministro de Reino Unido. Uno de los políticos más carismáticos del país, con una enorme proyección internacional -las más de las veces por su histrionismo y sus errores, más que por sus logros- dejaba la escena política. Lo hacía acumulando escándalos como el del Partygate, marcado por una gestión nefasta del coronavirus y dejando destrozado su partido, el Conservador, atomizado en familias peleadas por el Brexit, el populismo y las ansias de poder.
Johnson, en realidad, irse no se ha ido. Su relevo fue tan polémico o más que su propia legislatura, que se presentaba brillante con una mayoría absoluta cosechada en 2019, por lo que su figura, la del último hombre fuerte del partido, ha seguido sobrevolando el día a día del país. Hasta el punto de que parte importante de los ciudadanos lo han acabado echando de menos. Quién lo diría. Cuando Liz Truss, quien le tomó el relevo como premier, debió dimitir tras 45 días en el cargo por sus alocadas políticas económicas, se dispararon las especulaciones. ¿Volvería Boris para salvar a los tories?
Regresó de las vacaciones en el Caribe que estaba disfrutando tras su retiro, encantado también con su reciente última paternidad (es padre de ocho), y los medios locales comenzaron a informar de que iba a disputar de nuevo el liderato de su partido. Al final, dio un paso atrás y dejó el camino libre al actual mandatario, Rishi Sunak. Había logrado los avales necesarios, 102 miembros del Partido Conservador, dos más de los requeridos para pasar el corte y tener opciones de pelear por ser el jefe de la formación y nuevo premier, pero concluyó que "simplemente no sería lo correcto" presentarse. "No se puede gobernar de manera efectiva a menos que tengas a un partido unido en el Parlamento", sentenció.
¿Qué ha estado haciendo desde entonces el exalcalde de Londres y exministro de Exteriores británico? Básicamente ganar dinero, cumplir con viejos compromisos y seguir mostrándose en la escena internacional. Johnson ha seguido en su escaño como diputado por Uxbridge y South Ruislip, la circunscripción del oeste de Londres de la que es representante desde 2015 y que es conservadora de forma ininterrumpida desde hace 13 años. Gracias a esa labor, sus movimientos quedan reflejados en el Registro de Intereses de los parlamentarios y de ahí se extrae que, desde que dejó Downing Street hasta finales de 2022, ganó más de un millón de libras esterlinas (1,13 millones de euros) sólo por conferencias.
En concreto, en noviembre acudió a tres eventos (el CNN Global Summit, un encuentro con el grupo periodístico indio Hindustan Times y un acto con la firma de banca Centerview Partners) por los que cobró 750.000 libras. A eso hay que sumarle otra comparecencia, en octubre, ante el Consejo de Agentes y Corredores de Seguros, por los que se embolsó 260.000 más. La cadena de televisión Sky News ha calculado que Johnson se ha llevado 31.000 libras por hora. Ha ganado en tres meses la mitad de lo que recibió su predecesora, Theresa May, en tres años de ponencias.
Más allá de sus orígenes elevados, a Johnson nunca le fue mal, periodista bien pagado como fue siempre antes de su entrada en política. En los tiempos rabiosos del primer Brexit, cuando escribía columnas de opinión, estaba a 4,80 libras por palabra, 5,43 euros, pero con las conferencias le va aún mejor.
Este mismo medio ha informado de que el exmandatario está en negociaciones con varias agencias de talentos, algunas ubicadas en Hollywood, en un intento de que le busquen rondas de comparecencias que le puedan rentar, porque una de sus metas es ganar dinero. Estados Unidos, donde nació en 1964, podría ser uno de sus nuevos teatros de operaciones. "Según todos los informes, está obsesionado con el dinero y la falta de él en comparación con muchos de sus amigos. Hará todo lo posible por corregir esta situación", dijo a la BBC Tim Bale, profesor de Políticas en la Universidad Queen Mary de Londres.
Ni estaba descamisado ni lo han dejado sin sueldo tras su marcha. Lo que pasa es que quiere más. Los exprimeros ministros de Reino Unido tienen por ley 115.000 libras esterlinas al año (130.000 euros) para pagar gastos administrativos y de secretariado. Lo que ocurre es que ha estado unos años rebajando su caché: pasó de ingresar 800.000 libras por sus columnas, discursos, comparecencias en televisión o libros antes de llegar al cargo, a un salario de 164.080 libras, a lo que había que sumar dos casas oficiales, libres de alquiler. Eso, en el mundo en el que se mueve el tory, es poco.
Entre Churchill, Shakespeare y Ucrania
Entre conferencia y conferencia, Johnson ha estado entretenido escribiendo. Se especula que ha empezado sus memorias, cuyos derechos podrían rondar el millón de libras, también, pero también prepara una nueva edición de su exitosa biografía de Winston Churchill, su ídolo. Se trata de un libro de referencia para historiadores y politólogos, porque el conservador puede ser escandaloso y díscolo, pero también un coco privilegiado que se licenció en Estudios Clásicos en Oxford.
Johnson, que es autor de ocho libros, que van de las recopilaciones de artículos a la sátira política, tiene entre manos también una biografía muy esperada de William Shakespeare. Tenía que haberla entregado en 2016, pero ese fue el año del refrendo sobre el Brexit, del que él fue uno de sus máximos defensores, las cosas se le enredaron, desbancó a May, llegó a Downing Street y hasta ahora. El anticipo de medio millón de libras sí lo cobró.
Tras una carrera repetidamente jalonada de escándalos, Johnson ahora se ha reservado una actividad pública en la que nadie le hará reproches: es el nuevo presidente del grupo de Amigos Conservadores de Ucrania. Ya demostró estando en el cargo su simpatía por Volodimir Zelenski y lo ha visitado incluso ya fuera de su papel de Jefe de Estado. La última vez, el pasado 22 de enero. Lanzó entonces un llamamiento mundial para que se le den "herramientas" de inmediato a Kiev para ganar al invasor ruso. También ha hecho declaraciones a un documental e la BBC narrando las amenazas del ruso Vladimir Putin que han vuelto a poner su nombre en los titulares de todo el planeta.
¿Hasta la vista, baby?
Como dice su biógrafo, Andrew Gimson, el expremier sigue siendo ese niño que quería ser "el rey del mundo" y por eso no es de esperar que se conforme con los atriles y los libros. "No es el tipo de persona que se iría al campo y haría un buen trabajo por su iglesia local y viviría una vida intachable, en las sombras".
De hecho, el propio Boris, al despedirse, citó a Cincinnatus, un estadista romano del siglo V antes de Cristo que, estando ya retirado en su granja, volvió a la vida pública en un momento de crisis. Y en su última sesión de control en el Parlamento, dejó algunas frases que se entienden como una puerta abierta al retorno a lo más alto de la política patria: "Misión cumplida en gran medida, por ahora" y "Hasta la vista, baby".
Tras el intento interruptus cuando el desbarre de Truss, no ha vuelto a decir nada sobre sus aspiraciones a ser candidato conservador en las elecciones de 2024. Sí que ha trascendido, según The Telegraph, que se va a presentar como aspirante a diputado por la circunscripción londinense que ahora ocupa. Aunque la tradición tory en la zona es favorable en los últimos años, los sondeos dicen que los laboristas ganarán en los próximos comicios, como en el resto del país; sacan hasta 33 puntos de ventaja a la derecha. ¿Hará falta otra vez que Boris salga al rescate? De momento, ni está tapado ni se conforma con ser un jarrón chino.