Turquía ha levantado al fin su veto al país nórdico, tras duras negociaciones. Un país que no hace la guerra desde tiempos de Napoleón, ejemplo de neutralidad, que ha dado el paso ante la certeza de que la amenaza de Rusia es duradera y cierta.
El país se convertirá este martes en el trigésimo primer miembro formal de la Alianza, una vez concluido su proceso de adhesión, con un acto en Bruselas.
Un país que no hace la guerra desde tiempos de Napoleón, ejemplo de neutralidad, da el paso ante la certeza de que la amenaza de Rusia es duradera y debe pertrecharse.
Ginebra ha impuesto sanciones a Putin, presionado por la comunidad internacional. Ahora crecen las voces que piden, al menos debatir sobre uno de sus valores más reconocidos.
Ha estado haciendo equilibrios entre Occidente y Rusia durante 80 años por supervivencia y pragmatismo y ahora hace lo mismo: protegerse porque la amenaza cambia.
Es una decisión histórica que rompe con más de ocho décadas de no alineamiento, forzada por la invasión de Ucrania y el miedo al expansionismo del Kremlin.
En una semana de contactos en Turquía y por vía telemática, Kiev ha planteado una posible neutralidad con protección internacional, pero del meollo Donbás-Crimea no hay nada.