Un experto de la AEMET explica el esperado desastre climático por la corriente oceánica
No es nada nuevo, pero un reciente artículo internacional ha despertado todo tipo de recelos y dudas.
La noticia recorrió el mundo, entre la alerta y las dudas. Un estudio internacional publicado en la prestigiosa revista Nature apuntaba que las corrientes oceánicas que regulan la temperatura global podrían pararse en 2025, provocando graves consecuencias para el clima mundial.
Tirando de hemeroteca, el último episodio de similares características dejó subidas de entre 10 y 15 grados en el hemisferio norte. Y, según los expertos, de ocurrir ahora sus efectos serían rápidos y drásticos. Ahora, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha salido al paso para aclarar lo que podría llegar a pasar.
El meteorólogo y físico de la AEMET Enrique Barrera comparte, en su perfil, un hilo elaborado desde la cuenta oficial de la agencia para explicar las dudas en relación a las corrientes oceánicas. En primer lugar, anotan, pueden ser de diferente tipología. "Por un lado, las corrientes que circulan en superficie y las corrientes que circulan por el océano profundo", citando las fotografías de la izquierda y la derecha, respectivamente.
Al respecto de las primeras, la agencia reconoce que "están controladas por los cambios en el viento". Y vuelven sobre las imágenes anteriores: "Sólo hay que comparar las corrientes oceánicas de la izquierda con la imagen derecha, que muestra la dirección y velocidad del viento promedio en enero y junio".
Sin embargo, "a partir de los 200 metros" de profundidad, la circulación es diferente. "Los cambios en la circulación oceánica se producen por cambios en la temperatura y en la salinidad, por eso se llama circulación termohalina". Esta, continúa explicando AEMET, "inicia en zonas donde las aguas más frías y densas se hunden".
La entidad pública pone el foco en lugares clave. "Las corrientes cálidas superficiales, como la Corriente del Golfo y la Noruega transportan calor de latitudes tropicales y subtropicales hacia latitudes más al norte, permitiendo que tengamos un clima más cálido y suave, además de ser importantes para la formación de borrascas".
"Las corrientes cálidas aportan humedad y calor a las borrascas. El problema se daría si se frena la AMOC, que puede suceder si cesa la creación de aguas profundas en el Atlántico Norte, es decir, si las aguas son más frías y menos salinas. Y esto sucedió ya en el pasado", prosiguen aclarando.
Uno de esos periodos fue Durante la última era glacial, hace unos 115.000 años. Entonces el planeta sufrió una serie de cambios climáticos "rápidos", de cientos o miles de años.
Con todo, pese al alarmismo del artículo, los meteorólogos aclaran que no es el primer trabajo que se publica sobre el freno de la AMOC. Sí, el periodo más acelerado que apuntan los autores daneses, que sitúan el fenómeno entre 2025 y 2095. Sin embargo, el IPCC lo plantea para el próximo siglo.
Los científicos han 'respondido a las señales que da el planeta, como la "anomalía negativa de temperatura global" en el Atlántico Norte, que aparece con un enfriamiento de sus registros térmicos, "probablemente por el derretimiento de casquetes polares", especula AEMET haciéndose eco de otro mapa de calor.
Como remate al largo hilo, la agencia apunta que "se ha hablado de que el freno de la AMOC enfriaría el planeta, pero este enfriamiento no sería suficiente para parar la subida de temperatura por el calentamiento global actual. Solo lo amortiguaría".
No obstante, "sí podría tener consecuencias en el régimen de precipitaciones en el Atlántico Norte, debido a que la Corriente del Golfo perdería fuerza. En algunas zonas disminuiría la precipitación (como en la Península Ibérica), mientras que en otras zonas aumentaría", culmina.