La época en la que los españoles usaban naranja en lugar de huevos para comer tortilla

La época en la que los españoles usaban naranja en lugar de huevos para comer tortilla

En los años de racionamiento, el ingrediente principal de las comidas fue el ingenio.

Unos ciudadanos recogen sus cartas de racionamiento en una calle de Barcelona, en 1937, plena Guerra Civil Española.Universal Images Group via Getty

Los alimentos en los años de racionamiento eran limitados. Durante los años de posguerra, el principal ingrediente de los guisos fue el ingenio. El inicio de la dictadura franquista fue de hambruna y penuria, y algo tan sencillo como un huevo, se convirtió en un lujo inaccesible.

Según el diario Público, los tratados gastronómicos burgueses ofrecían "suculentas preparaciones" con ingredientes que no estaban al alcance de las familias más humildes. "En el único recetario de la época que tuvo en cuenta la escasez, Cocina de Recursos (Deseo mi comida), publicado en 1941, Ignacio Domènech recoge dos ocurrentes propuestas". 

"La primera, calamares fritos sin calamares", afirma la publicación, "donde el cefalópodo era reemplazado por aros de cebolla rebozados". "La segunda, la tortilla de patatas sin patatas... ni huevos. En su lugar, la capa blanca de la naranja, y una crema hecha con agua, harina, ajo, bicarbonato, tres o cuatro gotas de aceite, pimienta, sal y colorante para que adquiera el color de la yema".

En la cocina de posguerra, los sucedáneos eran frecuentes. "En vez de cacao, chocolate de algarroba. A falta de café, achicoria, higos, malta, garbanzos, cebada o cáscaras de cacahuete tostadas". Los periódicos de la época anunciaban la venta de "leche pura" porque solían adulterarla, "como el vino o el aceite, un bien preciado y caro, al igual que la carne y el pescado, inaccesible para tantos".

De acuerdo al autor, "el pan negro, de centeno o de avena, era la alternativa al elaborado con la codiciada harina de trigo, aunque para simular su color blanco se recurrió a la molienda de altramuces o garbanzos".  De aquí viene el dicho de "menos Franco, y más pan blanco".

El hambre como castigo

En la publicación Las recetas del hambre. Las Comidas de los años de posguerra, los antropólogos David Conde y Lorenzo Mariano, critican el uso del hambre como "castigo a los derrotados en la guerra civil española (1936-1939)". 

"Quienes contaban con recursos básicos intentaron no consumir alimentos ajenos a su cultura, cambiando unos ingredientes por otros. Sin embargo, hubo quien llegó a comer casi cualquier cosa, sobre todo en las zonas jornaleras de Extremadura y Andalucía, desde lagartos hasta cigüeñas, pasando por serpientes o ratas", lamenta la publicación. "En algunos lugares desaparecieron perros y gatos, mulos y burros pasaron por caballos, y lechuzas y ratas se precipitaron en la olla, de ahí el gato por liebre".

Titania
Titania
Santander

Los autores han diseñado esta obra histórica "para fomentar el diálogo entre nietos y abuelos". "Después de tantos sufrimientos, los mayores no tiran la comida y veneran el pan, pero los jóvenes no se imaginan que la gente pasase hambre y llegase a morir de inanición".