¿Para cuándo un Orgullo hetero?

¿Para cuándo un Orgullo hetero?

"Relacionar al colectivo con estereotipos y estigmas que nos hemos esforzado en romper durante mucho tiempo sólo demuestra una visión desvirtuada y alejada de lo que significa y representa el colectivo LGTBI y su lucha".

Celebración del Orgullo LGTBIQ+ en Madrid el pasado añoGetty Images

Preservativos, tacones y copas. O lo que es lo mismo: sexo, purpurina y alcohol. Así nos ve el PP. Ese es el dibujo rancio, antiguo y carca que el Ayuntamiento de Madrid ha hecho sobre el colectivo LGTBI.

Opiniones personales a parte de lo que nos pueda gustar o no, el cartel utilizado por el Ayuntamiento de Madrid para promocionar el Orgullo de este año no sólo es inapropiado, sino que es preocupante. Porque es preocupante que el PP siga tropezando con la misma piedra, estereotipando al colectivo y eliminando el trasfondo reivindicativo del Orgullo. ¿Lo más triste? Que verdaderamente es así como nos ven. Relacionar al colectivo con estereotipos y estigmas que nos hemos esforzado en romper durante mucho tiempo sólo demuestra una visión desvirtuada y alejada de lo que significa y representa el colectivo LGTBI y su lucha.

Y esto que ha sucedido no es casualidad ni tampoco es un caso aislado, sino que es un ejemplo más del ninguneo y atropello al que el PP ha sometido históricamente nuestras reivindicaciones. Desde lo más visual, como la negativa a desplegar una bandera en las fachadas de las instituciones, hasta el frontal ataque a nuestros derechos, el que afecta a nuestras vidas, el que ponen en marcha con sus políticas, como el recorte de derechos de las leyes LGTBI que ha llevado a cabo Ayuso en la Comunidad de Madrid.

Por desgracia, este dudoso honor no sólo lo ostenta la capital. Hace unos días escuchábamos con estupor cómo la alcaldesa de Valencia, María José Catalá, relacionaba a las personas LGTBI con enfermedades. Y en los últimos meses también hemos visto como se han secuestrado libros, cancelado obras de teatro o prohibido películas por tener contenido LGTBI a lo largo de toda España.

Particularmente es inexplicable que el PP, el mismo partido que aprobó las leyes LGTBI y Trans de Madrid en el año 2016 y que han funcionado sin problema alguno desde entonces, sea ahora el que, copiando la hoja de ruta ultra de VOX, cercene unos derechos ya asentados. “¿Qué derechos han recortado?”, ha sido la pregunta con sorna más repetida por algunos. Y es que a pesar del paraguas de protección para el país que ha supuesto la aprobación de la ley LGTBI y Trans estatal, es en las competencias que dependen de las autonomías, como educación o sanidad, donde Ayuso ha sacado la tijera.

Abrir la puerta para que de nuevo se puedan aplicar terapias de conversión, volver a patologizar el proceso de transición de los menores trans o excluir a los colectivos de los procedimientos sancionadores, son algunas evidencias del flagrante desarme de nuestros derechos y libertades, y un hecho que no podemos permitir en una sociedad líder en la defensa del colectivo LGTBI como lo es la española. Afortunadamente, el Gobierno ha recurrido al Tribunal Constitucional esta infamia.

Es desolador que el PP siempre llegue tarde. Lo grave no es que en el pasado se opusieran a la conquista de nuestros derechos y libertades, sino su incapacidad de aprender del pasado y situarse a la altura de la España del 2024. Siguen poniendo palos en las ruedas y cediendo al discurso LGTBIfóbico de VOX.

Los datos del ministerio del Interior no mienten: desde 2018 las agresiones al colectivo LGTBI se han incrementado en un 70%. Este auge de la violencia está directamente relacionado con el aumento de los discursos de odio. Los comportamientos machistas, racistas y LGTBIfóbicos, que parecía que ya formaban parte del pasado, han reflotado desde la entrada de VOX al tablero político. Estos discursos que los ciudadanos y ciudadanas escuchan diariamente en los parlamentos, en las redes sociales y en los medios de comunicación han sido la gasolina para que muchas personas se sientan legitimadas para agredir y violentar a los colectivos y minorías vulnerables. Y, aun así, todavía hay quién se pregunta qué sentido tiene el Orgullo. Que para qué sirve. O peor aún, que “¿para cuándo un orgullo hetero?”.

Mientras tengamos que sentarnos frente a nuestros padres o amigos con miedo para contarles que somos personas LGTBI; mientras haya niños y niñas sintiéndose enfermos, avergonzados y solos por ser personas LGTBI; mientras haya gente que tiene que esconder su identidad en su trabajo por miedo a perderlo; mientras que viajemos a un país y tengamos que mirar la legislación para tener cuidado por ser personas LGTBI; mientras haya invisibilidad y falta de referentes LGTBI en el deporte; mientras haya insultos, agresiones y violencia contra nosotrxs… mientras todo eso ocurra, tendrá sentido que reivindiquemos y celebremos nuestro Orgullo.

Porque lo que hemos tardado décadas en conseguir lo podemos perder en una legislatura. Ya lo decía Pedro Zerolo: los derechos se conquistan, se disfrutan y se defienden.

La ola reaccionaria que vivimos en todo el mundo nos obliga, más que nunca, a llenar las calles, a alzar nuestra voz y a poner pie (y tacón) en pared. Seguiremos luchando, como siempre hemos hecho, pero celebrándonos. Porque no hay mayor celebración que reivindicar el poder ser unx mismx.

Víctor Gutiérrez es diputado del PSOE