Keynes escribía que los seres humanos nos dejamos con frecuencia llevar por un optimismo desmesurado, que suele resultar altamente contagioso. Lehman fue uno más de los bancos que contribuyeron al desenfreno financiero de la primera década de este siglo, un fenómeno en el que participamos todos. Nos fallaron nuestros instintos más sensatos: para esto están las instituciones y las regulaciones, para evitar que los espíritus animales nos lleven al abismo.