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Las claves de la semana: El tándem González-Rivera
Dicen que hay algo más que feeling entre Felipe González y Albert Rivera, que han hecho un buen tándem. Hay entre ambos mucho más de lo que se sabe, aunque menos de lo que se cuenta. Para empezar, mucha complicidad. Para seguir, mucha comunicación, además de una profunda admiración del líder de Ciudadanos por el ex presidente socialista. Le llama, le consulta, le idolatra... Los dos han pedido a Rajoy que se aparte; y Sánchez también, a su manera. Algo se está moviendo, y no precisamente delante de nuestros ojos.
Gobierno parlamentario o divorcio exprés
Acostumbra a decir un barón socialista que Felipe González, Zapatero o Rubalcaba son gente con historia y que por eso se les puede juzgar. A Pedro Sánchez, no. El secretario general del PSOE carece de anales y de semblanza, y no suele además dar demasiadas explicaciones ante los suyos. 14 minutos de discurso en el Comité Federal del sábado, ni una palabra sobre el tan traído y llevado congreso federal y pocas pistas sobre por dónde discurrirá su línea de acción en las próximas semanas para evitar las temidas nuevas elecciones. De ahí la desconfianza.
España rompe con su pasado
Los españoles vamos a dar la bienvenida a 2016 sin saber qué gobierno nos espera: si Mariano Rajoy conseguirá repetir mandato, o si será una coalición de izquierdas liderada por el PSOE, o si tendremos que volver a las urnas el próximo mes de mayo. Son nada menos que tres escenarios, todos ellos sumamente complejos de construir, los que se abren después de un 20-D en el que la única certeza es que este país ha roto con su pasado.
Por qué acierta Rajoy al recibir a Rivera e Iglesias
Acierta Mariano Rajoy cuando decide abandonar el autismo político y reunirse con Albert Rivera y Pablo Iglesias tras hacerlo con Pedro Sánchez. Abrirles las puertas de Moncloa a menos de dos meses del 20-D supone investirles como interlocutores para solucionar el embrollo político-judicial en Cataluña. Ya sabemos a dónde nos ha conducido el inmovilismo del PP y no es razonable pensar que cambie ahora de rumbo, pero este destello de sensatez no puede empeorar las cosas.