Las claves de la semana: El tándem González-Rivera
Dicen que hay algo más que feeling entre Felipe González y Albert Rivera, que han hecho un buen tándem. Hay entre ambos mucho más de lo que se sabe, aunque menos de lo que se cuenta. Para empezar, mucha complicidad. Para seguir, mucha comunicación, además de una profunda admiración del líder de Ciudadanos por el ex presidente socialista. Le llama, le consulta, le idolatra... Los dos han pedido a Rajoy que se aparte; y Sánchez también, a su manera. Algo se está moviendo, y no precisamente delante de nuestros ojos.
Lo previsto. El Congreso dijo "no" a Mariano Rajoy. Dos veces en 48 horas. Pedro Sánchez no sucumbió a las presiones, ni internas ni externas. Ya tiene para sí el reconocimiento que quería. Igual que Tomás Gómez -ironías del destino- pasó a la historia del PSOE por haber dicho "no" a Zapatero, él entrará por haber hecho lo propio con quien por dos veces consecutivas se impuso a él en las urnas.
Si se trataba de eso, ahí lo tiene. Pero acabó la épica. El país está sumido en el desconcierto de los partidos, el hastío de la ciudadanía y la mirada estupefacta del mundo. Ahora, la pantalla, la realidad política y el debate son otros. La discusión no es ya Rajoy, sino si habrá o no una tercera cita con las urnas, y quién será responsable si así fuera.
El trilema imposible de Sánchez
Sánchez tiene que explicar sin perder un segundo cómo piensa cumplir con el tercer "no" de su trilema imposible, cómo el PSOE estará en la solución para el bloqueo, tal y como dijo, y hasta cuándo los españoles estaremos sin gobierno y las Comunidades Autónomas, sin fondos para atender sus necesidades más urgentes de gasto.
¿Hay plan B? No parece, pero dicen que el secretario general del PSOE y su círculo más cercano andan ya, como Rajoy, en las terceras elecciones. Lo del candidato del PP es comprensible. Lo de Sánchez no tanto. Es es la primera vez en la historia que la socialdemocracia se aparta del que siempre fue su objetivo: debilitar a la derecha y arrebatarle el gobierno porque Sánchez sabe de sobra que una tercera convocatoria fortalecería a la derecha y aún así está dispuesto a ir de cabeza a ella.
Recuerden lo que dijo el lunes ante su Ejecutiva: "Cuando los ciudadanos vean que Rajoy no sale investido sabrán que ha sido gracias al PSOE y eso será nuestro activo"
La introspección de Díaz
¿Qué busca? No es la presidencia del gobierno ni que el PSOE sea primera fuerza política, sólo mantenerse en secretaría general del PSOE. Sabe que las dos primeras hipótesis son imposibles y que para la tercera gana puntos ante la militancia con los dos "noes" que ha propinado a Rajoy esta semana. De momento, ha logrado que Susana Díaz desaparezca de la escena y se haya retirado a sus cuarteles de invierno después de un verano de introspección y silencio.
"Necesitábamos los dos "noes" para ganar credibilidad, robar espacio a Podemos y demostrar que no nos doblegamos por nada ni por nadie", sostiene un socialista de la dirección federal, que no descarta, sin embargo, un viraje que permita "in extremis" que antes del 30 de octubre haya gobierno. "Lo complicado ahora -añade- es encontrar el motivo con el que justificar el cambio".
Unas horas antes del segundo "no" a Rajoy en el Parlamento, Felipe González daba alguna pista. Si no es la abstención del PSOE que no fue, que sea Rajoy el que se aparte del camino. Eso facilitaría un cambio de posición en las filas socialistas. Sólo así se impondría, en su opinión", la racionalidad" frente a la convocatoria de unas terceras elecciones.
Una vía a explorar tras vascas y gallegas
Y parece que esta opción, que el propio Rivera planteó en julio sin ningún éxito a Sánchez para que la defendieran juntos, no se descarta ahora en Ferraz, pero para después de las elecciones vascas y gallegas, según apuntó un miembro de la dirección de grupo unas horas antes de la votación del congreso a un parlamentario de su propio grupo.
La senda marcada por Felipe González la siguió además de forma nítida Albert Rivera desde la tribuna de oradores. Dicen que hay algo más que feeling entre ellos, que han hecho un buen tándem. Hay entre ambos mucho más de lo que se sabe, aunque menos de lo que se cuenta. Para empezar, mucha complicidad. Para seguir, mucha comunicación, además de una profunda admiración del líder de Ciudadanos por el ex presidente socialista. Le llama, le consulta, le idolatra...
Si Zapatero conectó con Pablo Iglesias tras su primera cita y se prestó a asesorarle en asuntos internacionales, Rivera se ha quedado prendado de González, después de un primer encuentro en el que intercambiaron impresiones sobre la situación de Venezuela. Caracas llevó a España y España a una puesta en común para salir del bloqueo institucional.
No es la primera vez que Felipe González apunta que el PSOE no puede bloquear el único gobierno posible tras el 26-J, lo que nunca dijo -quizá porque nunca nadie le preguntó- fue el precio que debía exigirse ni a cambio de qué. Ahora lo ha dicho y que trascendiera horas antes de la segunda votación no es casual como tampoco que el líder de Ciudadanos recogiera el guante, después de haber renunciado a su veto inicial al presidente en funciones.
Si el ex presidente pidió en una entrevista emitida en la radio colombiana W Radiodel pasado dia 24 que Rajoy se apartara, lo mismo hizo el viernes por la tarde Rivera: pedir a la bancada popular que se anime a presentar un candidato que facilite una investidura viable.
Sánchez también lo hizo, pero a su manera. Sin papeles ni prompter, no supo o no quiso redondear la propuesta cuando se dirigió a la bancada popular y espetó: "Si actuamos todos con altura de miras, encontraremos una solución".
Lo que dice la resolución política sobre el PP
Si en lo que piensa ahora la dirección del PSOE para escapar de las terceras elecciones es en redoblar la presión sobre Rajoy para que se eche a un lado hay un problema; bueno, más de uno. El primero, una resolución política que dice "no" a Rajoy y "no" al PP. Si ese texto está vigente para prohibir la negociación con los independentistas, también lo está para prestar cualquier colaboración al PP. El segundo, que el PP se niegue a prescindir de un candidato que la reportado dos victorias electorales consecutivas y con el que todo indica que ganaría con holgura unas terceras. "En democracia quien se va es el que pierde las elecciones", respondió Rafael Hernando a la sugerencia de Rivera. El tercero, que Podemos utilice este argumento contra el PSOE en la campaña electoral si al final no termina de cuajar.
Algo se está moviendo
Habrá que estar atentos al resultado de las elecciones gallegas y vascas, que pueden ser decisivas para despejar el tablero nacional, pero también al calendario judicial y al horizonte penal que el PP tiene a la vuelta de la esquina. Ya se sabe que cuando en política se dice nunca se quiere decir, sólo de momento. Y ello rige en la nueva y en la vieja. Pregunten a Rivera, a Iglesias, a Rajoy, a Sánchez y a cualquiera. Que levante la mano el primero que no haya practicado el 'donde dije digo...'. Pues eso. Se abre un resquicio para evitar que en diciembre, sea el 25 o el 18, tengamos que pasar de nuevo por las urnas. Algo se está moviendo y no precisamente delante de nuestros ojos.