Las edades de Rivera: de 'el Niño' al candidato que aspira a La Moncloa
En esta España en plena reconstrucción política, Ciudadanos ha conseguido en apenas un año convertirse en uno de los protagonistas absolutos. Su líder, Albert Rivera, ha aparecido como una especie de mirlo blanco en la enfangada vida institucional y pretende aplicar sus dotes de retórica y seducción de cara al próximo 20-D.
Pero la vida de Rivera no ha estado siempre rodeada de cámaras y cegada por los focos de las televisiones. Hubo una época en la que los periodistas no le hacían caso, los cuchillos volaban por la pequeña sede de partido y le ninguneaban en el Parlament. Repasamos los puntos clave en la evolución política y personal del presidente de C’s de la mano de Iñaki Ellakuría, periodista de La Vanguardia que acaba de publicar, junto con José María Albert de Paco, el libro Alternativa Naranja. Ciudadanos a la conquista de España (Debate). De ‘el Niño’ que cogió las riendas de un nuevo partido al candidato que ve factible sentarse en el despacho de La Moncloa.
EL VEINTEAÑERO ALBERT
Cuando se acercó al naciente partido de Ciudadanos -impulsado por un grupo de intelectuales que se reunían en el restaurante barcelonés El Taxidermista-, Rivera era el “clásico estudiante salido de la universidad que está empezando de prácticas en la Caixa”, ilustra Ellakuría. “No tenía ninguna dimensión política y nadie imaginaba que pudiera llegar a esto”, indica el periodista. No obstante, ya se intuía esa mezcla de hombre seguro de sí mismo y con gran capacidad para hablar demostrada en los concursos de debate, pero a la vez con una “gran timidez”.
En un primer momento se pensó en una dirección colectiva para Ciudadanos, pero al final el presidente del congreso fundacional, Ángel de la Fuente, forzó que se eligiera a una cabeza visible. Era julio de 2006. Ahí nació el liderazgo de Rivera, que se había granjeado “un poco la fama de transversal” entre las dos almas de la formación: socialdemócratas y liberales. “Fue un poco una solución temporal, la mayoría no pensaba que fuera a ser un líder que durara más de un año. Incluso, en la campaña de las elecciones catalanas de noviembre le dejaron un poco solo, existía el miedo de que el fracaso les salpicara”, comenta.
Según Ellakuría, entonces Rivera empieza a darse cuenta “de dónde se ha metido, un partido nuevo con un choque ideológico y de facciones muy fuerte”. “Él sólo tiene a José María Espejo, que ahora es vicepresidente segundo del Parlament, y se encuentra en medio de una guerra cruzada”, rememora.
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Rivera, en la campaña de las catalanas de 2006
LA SOLEDAD EN EL PARLAMENT
De repente, Ciudadanos consiguió tres escaños en las catalanas de 2006. “Al llegar al Parlament causó un poco de sorpresa, ya que la campaña electoral no se cubrió mucho porque nadie pensaba que iban a entrar”, resume. Pero, una vez pasado el pleno de investidura, se estabilizó la legislatura y la vida parlamentaria. Al contar con tan pocos diputados, se vieron un poco arrinconados: “Se perdió mucho el interés. Durante la primera y la segunda legislatura de C’s, de lo único que se hablaba era de sus problemas internos. Era habitual ver solo a Rivera en el Parlament, no se llevaba bien sus compañeros José Domingo y Antonio Robles”.
“Era un joven de 26 años que se pone a liderar un partido, todo el establishment catalán y la clase política lo rechazan y lo señalan como el enemigo. Ahora es abierto y solícito con la prensa, pero era una persona bastante reacia a hablar, tenía miedo porque los periodistas se acercaban seguramente para sacar algo negativo sobre los problemas internos”, apostilla Ellakuría.
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Intervención de Rivera en el Parlament en 2008
LIBERTAS, SU GRAN ERROR
No le fueron a Ciudadanos favorables las elecciones municipales de 2007 -en las que creían que lograrían al menos representación en el ayuntamiento de Barcelona- y las generales de 2008. Estos comicios, aprecia el periodista de La Vanguardia, son un tema “del que no se habla”. “Se dice que ahora es la primera vez que se presenta en las generales, pero ya lo había hecho por Barcelona”, indica.
Con esa mochila de batacazos llega Rivera a las europeas de 2009. En ese momento, Ciudadanos se integra en la coalición Libertas, en la que también están Unión del Pueblo Salmantino y el Partido Social Demócrata Español. El ‘número uno’ fue el exdirector general de la ONCE y expresidente de Telecinco, Miguel Durán. Según Ellakuría, Rivera considera que Libertas es “hasta ahora su gran error político”. “Se ha hablado mucho de por qué se hace ese pacto. Creo que es un clavo ardiendo al que se agarra porque veía que su carrera estaba finiquitada si se presentaba como candidato. Intenta no concurrir, pero Robles y Domingo fuerzan a ir al partido en una maniobra para que fracase. Rivera lo ve como como una solución, piensa que así no es el ‘número uno’, no da la cara y si va mal, pues…”, reflexiona.
Los pésimos resultados generaron “una crisis tremenda”, prosigue Ellakuría, quien habla de una desbandada de militantes y prcisa que prácticamente aguantan 100 o 150 afiliados. Además, esto provocó el rechazo de muchos de los intelectuales que fundaron el partido, quienes renegaron de Rivera en artículos muy duros.
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Rivera y Durán (2009)
EL PUNTO DE INFLEXIÓN
Esta crisis le sirvió precisamente a Rivera para montar lo que es hoy Ciudadanos. “Se da cuenta de su soledad, se conjura con un grupo de dirigentes más jóvenes fieles como Espejo, Jordi Cañas, Carlos Carrizosa, Carlos Cuadrado y José Manuel Villegas. Les dice que queda un año para las siguientes catalanas -en 2010- y que las encuestas reflejan que no entran en el Parlament, por lo que deben darlo todo, unirse, acabar con las disputas internas e intentar salvar la cara accediendo a la Cámara otra vez. Si no, están muertos”, explica el autor de Alternativa Naranja.
Entonces aparece, relata Ellakuría, una “figura curiosa”: Verónica Fumanal. Entra en el equipo de comunicación, donde estaba también la jefa de prensa, Inma Lucas. Es un núcleo muy reducido y deciden que es la hora de salir de las trincheras contra el nacionalismo e ir a las teles. Debe ser un partido que ofrezca algo más. Lucas había trabajado en el sector audiovisual y despliega sus contactos para que Rivera empiece a aparecer en la pequeña pantalla. Piensan que si no les dan cancha en los programas catalanes, deben ir a cadenas de fuera. Era la época de Zapatero en la que la crisis empieza a arreciar con fuerza y despunta el programa El gato al agua, de Intereconomía. Después de Madrid, Barcelona es el segundo lugar de España donde más se ve este espacio. Comienza su salto nacional.
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Durante una intervención en 'El gato al agua' en 2009
Para Ellakuría, “en ese momento pasaron algunas de las cosas que son clave: cómo un diputado de un grupo parlamentario autonómico con solo tres diputados se convierte poco a poco en un líder nacional al conseguir conectar a través de sus apariciones mediáticas”. A lo largo del tiempo irá coincidiendo en este tipo de programas con hoy referentes de la nueva política como Pablo Iglesias (Podemos) y Pablo Casado (PP).
En ese equipo, Fumanal llevará “más la parte escénica, del montaje, de combinar la acción con el mensaje”. “De ella es la idea de salir de la trinchera, de cambiar el chip y de que no se puede hacer comunicación solo para los fieles”, dice el periodista. Posteriormente, esta asesora se irá distanciado y acabaría su relación con C’s. La vida da muchas vueltas y ahora Fumanal vuelve a estar en primera línea, pero como la principal asesora del líder del PSOE, Pedro Sánchez.
EL NÚCLEO DURO Y LOS ENEMIGOS
Para entender al actual Rivera hay que fijarse también en el grupo de personas que empieza a rodearle desde aquel momento y que configura su núcleo duro. En él está Villegas, que es su hombre fuerte en la organización. Por ejemplo, es el que se encarga de gestionar con Jorge Moragas la primera reunión con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en La Moncloa. Otra muestra de su poder es que fue el enviado para negociar la investidura de Susana Díaz en Andalucía.
“Es muy reducido el grupo”, señala Ellakuría, quien también sitúa en él a Juan Carlos Girauta, José María Espejo y Fernando de Páramo. Ahora, además, tienen mucha influencia la candidata el pasado 27-S, Inés Arrimadas, y el economista Luis Garicano. Su encuentro con este último nace en una tertulia. Ellakuría explica que cuando el presidente de Ciudadanos ve a alguien que le gusta “intenta captarlo y lo seduce”. El profesor de la London School of Economics le ha abierto muchas puertas en el mundo empresarial y está decantando más hacia el liberalismo el programa económico.
Esas dos almas, socialdemócrata y liberal, están en el ADN del partido. Siempre están presentes. En el otro extremo de Garicano hacen contrapeso miembros de Ciudadanos cercanos anteriormente al socialismo como Villegas. En medio, Rivera. “Es muy ecléctico y muy pragmático, no está muy ideologizado. Eso le permite coger lo mejor de cada sector y también cambiar”, resume Ellakuría.
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Rivera y Garicano en un acto este año
No está en el grupo de decisión actual, pero el catedrático de Derecho Constitucional Francesc De Carreras ha sido el gran mentor de Rivera desde su nacimiento político. Fue profesor suyo en la universidad, uno de los fundadores de Ciudadanos y han mantenido una relación casi de “padre-hijo”. “Hay un sentimiento de amistad y cariño, aunque es verdad que se han ido alejando un poco. Sigue desde la segunda línea”, explica Ellakuría.
Aunque ellos no lo reconozcan, el periodista sitúa entre los primeros enemigos de Rivera a Robles y Domingo, quienes “intentaron varios asaltos al poder” durante la primera etapa del partido. Uno de los conatos más fuertes para descabalgar al presidente fue en el congreso de 2007, donde algunos de los fundadores críticos se alinearon en torno a Luis Bouza-Brey. “Si hubiera perdido entonces Rivera, el partido habría ido hacia la fusión con UPyD”, asevera. En los últimos años no le ha salido ninguna “oposición fuerte” porque todavía es un partido pequeño y no hay todavía baronías potentes.
EL GRAN SALTO
El gran salto, a su juicio, para Ciudadanos es cuando logra 9 diputados en las elecciones catalanas de 2012. “Le favorece el proceso catalán, el auge del soberanismo y del independentismo, la tibieza del PSC y del tripartito y los pactos entre PP y CiU”, analiza Ellakuría.
Además, experimienta con el tourMovimiento Ciudadano por toda España. “Es como un test sin afectar al partido, le sirve para ver si hay agua en la piscina”, señala el periodista, que dice que al ver que se llenan teatros se lanza a presentarse en las europeas de 2014. Rivera aprovecha este clima positivo, va contactando con gente por toda la geografía y monta pequeñas estructuras territoriales. Todo ello sin que el PP y el PSOE reaccionen.
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Rivera y Arrimadas, en el cierre de la campaña catalana este año
EL RIVERA ACTUAL
En esta década de evolución se ha ido perfilando el actual Rivera. “Ha perdido inocencia. Y es verdad que vive ya en una nube de candidato cien por cien y ha perdido también contacto con ciertas bases de C’s, que era un partido casi de amigos”, según Ellakuría. En cambio, opina que ha ganado “sobre todo” seguridad y se ve cuando habla. Antes se expresaba bien, pero no tenía un discurso propio. Se nota ahora que lo que dice se lo cree porque él lo pare y lo diseña, teoriza el autor.
Pero los cambios van más allá de la retórica. Hasta se nota la evolución estéticamente: “Se ha ido cuidando la imagen, modernizando, hay un equipo ahí. Al principio aparecía como un señor mayor, no tenía medios para los trajes de Hugo Boss que lleva ahora, era una imagen como de testigo de Jehová. Le llamaban ‘el Niño’. Ya ha pasado eso y nadie en el partido lo nombra así”.
Según Ellakuría, ahora lo que le molesta mucho es que le llamen 'partido bisagra'. “Está convencido de que si pone un pie en el Congreso, le catapultará. Cree que su discurso conecta con una parte de la sociedad española muy importante y que la Cámara Baja será su plataforma”. Además, es muy “ambicioso” . Una de las “características suyas es que siempre que pueda dar un paso más allá, aunque sea arriesgado, lo da”, agrega Ellakuría, a la vez que comenta que el candidato es “algo frío, un gran tímido, muy educado, formal y al que se le nota cada vez más la desconfianza con los medios conforme se juega más de cara al 20-D”.
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