reforma constitucional
La revisión constitucional: de 'la casa de las muñecas' al 'hogar de la ciudadanía'
Lo que realmente deberíamos plantearnos es una revisión del acuerdo constitucional que nos permita un orden social pacífico y justo en las coordenadas del siglo XXI. Es decir, necesitamos otro contrato con el que podamos renegociar el poder, la ciudadanía y las relaciones entre ambos. Un contrato que, por supuesto, debería asumir las lecciones de casi 40 años de experiencia constitucional y que debería responder a una proyección de valentía que no fue precisamente la que caracterizó la transición.
¿Reforma constitucional o Cortes constituyentes?
La reforma que viene debería ser extensa y profunda. Una reforma en serio. Meditada y adecuada en un ciclo de diálogo, negociación, acuerdo y, finalmente -solo finalmente-, consenso. Un consenso tan ambicioso y valiente como requiere la situación de cansancio de la sociedad y desenchufe generacional de los más jóvenes: y para ello hace falta liderazgo.
Realismo (judicial) constitucional: ¿qué reforma queremos?
Si la Constitución incorpora cláusulas materiales acerca de la justicia y del bien común, entonces sus concretos términos competen a todos los miembros de la sociedad actual y la última palabra ha de residir en el Pueblo, no en una aristocracia judicial.
La reforma constitucional: un calentón preelectoral
Hace falta contemplar Europa en nuestra Carta Magna remozada, revisar la sangría desigual del modelo de financiación autonómica y que no se privilegie unas regiones sobre otras, reformar el Senado para convertirla en una cámara territorial y que no siga siendo la Academia de los Ociosos.
Sobre la reforma de la Constitución
¿Acaso no son importantes los terrenos que estudia el PSOE en su reforma de la Cosntitución? Lo son, sin duda. Y cambian cuestiones importantes, ¿qué duda cabe? Pero no estamos tan seguros de que con ellas se dispongan realmente los escenarios innovadores y valientes que no solo modifiquen procedimientos, sino que transformen la mentalidad ciudadana y nuestra política a través del acuerdo jurídico de la vida pública. Y de eso debe tratar una Constitución, ¿no?
Defender la Constitución reformándola
Todas las Constituciones son producto de una coyuntura, y su futuro se garantiza por su capacidad de adaptación a las necesidades sociales. Si no lo hacemos, el sistema democrático más largo y fructífero de nuestra historia saltará por los aires. Es necesario reformar la Constitución.
Cambiemos el artículo 53
La Constitución española, y en particular su artículo 53, establece un tratamiento y protección desigual e insuficiente de los derechos humanos, creando derechos "de primera" y "de segunda", lo que tiene consecuencias para la población, especialmente la más vulnerable.
Cómo ser independentista y no morir en el intento
En España, pedir un referéndum molesto equivale, de hecho, a quedarse seguramente con un buen palmo de narices, a no ser que sirva para consolidar el statu quo de la clase económica y política o se solicite solo para tierras tan lejanas como la República Árabe Saharaui Democrática o el Tíbet.
El 135 y la doctrina del 'shock'
Resulta curioso que lo que es un clamor en la calle, en las tertulias, en las charlas entre amigos o en familia, que es que España necesita de dirigentes políticos que incorporen nuevas maneras que demanda la ciudadanía, se convierte en críticas cuando estas actitudes son aplicadas por algún destacado dirigente.
Reformar la reforma
A mi juicio, el vicio más gravoso de la reforma del artículo 135 de la Cosntitución lo impuso la Disposición Adicional de la reforma, al mandatar la aprobación en una nueva Ley Orgánica de Estabilidad presupuestaria en un plazo de seis meses desde la entrada en vigor del nuevo artículo 135: esa nueva ley orgánica la hizo ya el PP en el poder, y fue la que restableció el déficit cero, que en ningún caso figuraba en la reforma constitucional de 2011.
Sin duda
35 años de democracia no han conseguido que el nacionalismo español acepte que no puede asimilar a toda la nación catalana a golpe de constitución. Hay demasiados problemas y retos de carácter social, económico y cultural por solucionar en Catalunya y el tiempo y la energía social que dedicamos al conflicto con el Estado español es un lujo que no podemos permitirnos.
No, la calidad de vida caería de forma clara
Tenemos un régimen que, pese a su innegable imperfección, nos ha permitido alcanzar cotas de libertad, riqueza, bienestar y paz desconocidas en la España de anteriores épocas. Y esto ha sido así de forma especialmente notable en Cataluña, una de las autonomías más pujantes.
No, la secesión perjudicaría a los ciudadanos
La secesión perjudicaría a los ciudadanos, una gran mayoría sufriría al ver desgarrarse sus identidades plurales y compartidas; obligados a considerar como extranjeros a buena parte de sus conciudadanos, de repente muchos deberían considerar como extrañas cosas que les eran propias.