Del nuevo primer ministro laborista se espera acción, tras el desastre conservador, pero también prudencia: la ola que lo lleva a Downing Street tiene muchos grados de rojo y deberá contentar a intereses dispares. Los retos son mayúsculos.
Fue el último líder de la izquierda clásica, antes de la llegada del vencedor de la noche, Keir Starmer. Sus ideas, demasiado radicales para parte de su formación, lo llevaron a rehacerse bajo otras siglas.
Los tories, liderados por Rishi Sunak, se dejan por el camino 241 escaños de la Cámara de los Comunes. "El pueblo británico ha emitido esta noche un veredicto aleccionador", asume en su felicitación a Starmer.
Los sondeos son claros: Keir Starmer será el ganador con entre 15 y 17 puntos por encima del actual primer ministro, el conservador Sunak. Muchos años de crisis, polémicas internas y falta de respuestas pueden acabar con 14 años de 'tories'.
El primer ministro de Reino Unido llegó al liderazgo de su partido y a Downing Street con el reto de recomponer a la derecha y hacerla creíble. Nada de eso ha sucedido. Por más que trate de reivindicar sus éxitos económicos, nadie lo ve ganador.
Tras 14 años de Gobiernos conservadores y una legislatura con tres 'premieres', este abogado y fiscal de prestigio, nombrado hasta sir, promete un cambio tranquilo y estabilidad. Ahora debe demostrar que no sólo crece por deméritos ajenos.
El primer ministro ha adelantado al 4 de julio unos comicios que no deberían ser hasta final de año. Las encuestas dan la victoria masiva a sus oponentes laboristas, pero el acelere busca detener esa sangría y hacer vales sus últimas buenas acciones.
Fue expulsado del Partido Laborista a finales de 2020 tras la publicación de un informe independiente que denunciaba casos de antisemitismo en el seno de la formación. Ahora regresa cuando los sondeos dan la ventaja a su antiguo partido.
El primer ministro británico ha expuesto esta semana en el congreso conservador las apuestas del año de mandato que le queda, hasta con polémicas homófobas de por medio. Por ahora, ni el toque populista le renta y su opositor le saca 20 puntos.
Sunak sufre un duro golpe después de que los liberaldemócratas hayan diezmado su mayoría de 19.000 votos en las circunscripciones de Somerton y Frome, al suroeste.
Estas elecciones son la mayor cita con las urnas en el Reino Unido antes de las siguientes generales, de 2025, y primera prueba de fuego del 'premier' Sunak.
El líder de la oposición británica, Keir Starmer, se muestra como alternativa a la "puerta giratoria del caos" en las filas conservadoras y promete liderazgo a la hora de tomar medidas difíciles: "Lo haré como primer ministro".
No hay visos de que la estrategia de Starmer funcione, los aspirantes a suceder al 'premier' serán fieles en esta transición, pero la presión es mucha y hay versos sueltos.
Un grupo de manifestantes acusó a Keir Starmer de "proteger pedófilos", tras ser señalado por el 'premier'. El Gobierno dice, no obstante, que no ve relación.
Cuatro mujeres y un hombre (el favorito y centrista Keir Starmer) se disputarán hasta el 4 de abril el puesto de líder del principal partido de la oposición en Reino Unido