Como una especie de bomba de relojería que nadie quiere escuchar ni ver, se configura la ya muy próxima crisis de los cuidados o el gran problema que para muchas sociedades, entre ellas la española, va a ser: la atención a las personas dependientes, especialmente a los dependientes adultos.
Estamos ante el drama de una sociedad que le dice a los desempleados de cuarenta y tantos o cincuenta años que ya no son útiles, que no encajan en una economía y un mercado laboral cada vez más cambiante. Una sociedad que idealiza la juventud y desaprovecha la experiencia de estos trabajadores de más edad.
La población mundial no para de crecer y, desde mediados del siglo pasado, casi se ha triplicado. Está muy extendido el temor a una futura sobrepoblación insostenible de nuestro planeta. Pero las extrapolaciones simplistas son una causa frecuente de fallos de predicción. Estos mecanismos desmienten las visiones más catastrofistas.
Cuando uno piensa en una manzana, en la actualidad, hay dos "fotos" que aparecen en nuestro cerebro: el recreo en el colegio y una marca de computadoras, Apple. Junto con la naranja y la banana, es la fruta más consumida en dietas occidentales y orientales. Y por eso es importante conocer con detalle por qué es tan bueno comerla.
Envejecer es una experiencia que todos vamos a experimentar. Hay, por tanto, que planear el futuro en las cuestiones básicas, garantizar las pensiones, la asistencia sanitaria accesible y crear entornos sociales propicios para todas las edades, sin dejar los cuidados a las personas mayores sólo de la mano de la solidaridad de las familias.
La sociedad china envejece más deprisa que se enriquece, un fenómeno inédito y con impacto en la disponibilidad de mano de obra. Para frenarlo, las soluciones pasan por la supresión de la política del hijo único o la ampliación de la edad de jubilación, o una combinación de ambas.