¿Viviremos 120 años en 2045? El doctor experto en longevidad Manuel de la Peña defiende que sí
Entrevista con el cardiólogo, que ha estudiado a los supercentenarios y acaba de publicar 'Guía para vivir sanos 120 años'.
"La longevidad es un 75% nuestros hábitos y un 25% nuestra genética", asegura el Dr. Manuel de la Peña. Por eso, el vivir más años y vivirlos bien hay que trabajárselo. No hay atajos, como afirma en el libro que acaba de publicar, Guía para vivir sanos 120 años (Vergara), pero sí muchos hábitos a nuestro alcance.
El doctor, cardiólogo y experto en longevidad, ha estudiado los secretos de las llamadas zonas azules, cinco rincones del mundo donde sus habitantes viven más que la media: Cerdeña (Italia), Okinawa (Japón), Icaria (Grecia), Loma Linda (California) y Nicoya (Costa Rica). En su libro detalla las enseñanzas que se pueden extraer de cómo viven sus moradores y qué tienen en común las cinco zonas, pero como cuenta a El HuffPost, él prefiere "conocer personas".
Por ese motivo, ha visitado personalmente —y sigue haciéndolo, puesto que a ello dedica sus sábados— a multitud de supercentenarios españoles, algunos tan célebres como María Branyas, fallecida recientemente a los 117 años. "Siempre recuerdo que decía que le encantaba tomar un yogur todos los días y que no quería saber nada de gente tóxica", rememora el especialista sobre la que fue la mujer más longeva del mundo, y lamenta también la pérdida hace unos días de Silveria Martín, de 114 años.
"Estoy convencido de que en el año 2045 viviremos al menos 120 años", argumenta De la Peña, que detalla también cuáles son las claves para que España figure en los primeros puestos globales en lo que a longevidad se refiere, siendo una de ellas el tener "la mejor Seguridad Social del mundo".
¿Cuánto depende la longevidad de nuestros genes y cuánto está en nuestras manos?
El 75% son nuestras costumbres, nuestros hábitos y estilos de vida, y el 25% son nuestros genes. Heredamos 20.000 genes y en ellos hay algunos que están asociados a la longevidad y otros asociados a la predisposición a sufrir determinadas patologías. Es muy importante conocer los antecedentes familiares para saber qué enfermedades han sufrido nuestros padres o abuelos, porque eso significa que hay una predisposición a que podamos llegar a sufrirlas, aunque no significa que las vamos a sufrir. Pero si no cuidas tus costumbres, es difícil que por muy buenos genes que tengas no sufras enfermedades. Eso se llama la epigenética, es decir, la influencia que tienen nuestras costumbres en la expresión de los genes y cada vez estamos trabajando más en ella.
¿Qué hace usted en su día a día para vivir todos los años posibles?
Creo que lo más importante es integrar costumbres sanas en tus rutinas diarias. Te confieso que yo antes iba a trabajar en coche y ahora voy caminando, eso ya es un paso importante. Es decir, no tienes que estar pensando en 'voy a hacer ejercicio, voy a comer bien', sino integrarlo en tu rutina diaria, con lo cual, lo vas a hacer sí o sí. El ejercicio físico y la dieta sana constituyen el 75% de la longevidad. Una dieta adecuada y un ejercicio físico de al menos 20 minutos diarios: simplemente caminando 20 minutos diarios, que es ir a la oficina o cada vez que tengas que hacer un recado, hacerlo andando.
Hace poco preguntamos a siete expertos en salud de distintos ámbitos cómo vivir más años y todos hablaban de ejercicio físico, veo que usted también.
Totalmente, y te digo más. En las zonas azules, que en el mundo hay cinco, las personas centenarias el ejercicio físico lo practican simplemente cuidando su huerto o su jardín. Hay otra manera que a mí me apasiona, que está muy de moda sobre todo en Estados Unidos, que es apuntarse a una escuela de baile aunque tengas 90 años. Te apuntas y ahí sí que haces ejercicio físico y encima, con música.
En varios momentos del libro y también en los testimonios que recoge de personas supercentenarias se menciona precisamente el baile. ¿Está en su receta de la longevidad?
100%. Por ejemplo a Dolores Lolita Lola, Dolores Buitrago, que se acaba de morir la pobre con 110 años, le encantaba bailar y cantar. De hecho, a mí me recibió y a los cinco minutos me cantó una copla. Para los supercentenarios el cantar y bailar era algo bastante habitual. Bailar significa que estás haciendo ejercicio físico y además, con música ¿Por qué son sanos? Porque las ondas sonoras a nivel cerebral estimulan las áreas que provocan una descarga de las hormonas de la felicidad (dopamina, oxitocina, endorfinas, serotonina). Y esas hormonas de la felicidad, que son neurotransmisores, sólo se produce esa secreción haciendo ejercicio, escuchando música, o con la risa, las caricias, los besos, los abrazos... Si tú te quedas en un sofá, sin moverte en casa todo el día, no se generan esas hormonas de la felicidad.
He comprobado que a todos los supercentenarios les gusta caminar, hay a uno que le gusta mucho hacer lo mismo que a mi padre, que es hacer ejercicios tipo bicicleta tumbado en la cama. En Ciudad Real me encontré con una mujer, Crescencia, que tiene 110 años, que hace una tabla de ejercicios de 20 minutos al día con su terapeuta ocupacional.
Antes mencionaba las zonas azules. ¿Cómo las describiría y qué deberíamos copiar de ellas?
Las zonas azules tienen una característica en común. Primero, son personas que tienen una visión positiva, que se mantienen activas porque cuidan sus jardines, su huerto. Tienen una alimentación muy sana porque está basada en productos frescos, orgánicos de la huerta, en proteínas vegetales. Todos siguen la regla dejar de comer cuando el estómago está al 80% de su capacidad; no son partidarios de empacharse, sino más bien de quedarse con la sensación de un poquito de hambre. Cultivan las relaciones sociales y eso les permite pertenecer a una comunidad que les da un sentido de arraigo y de pertenencia. Además, habitualmente lo cultivan con mucha serenidad, espiritualidad y fe. Aparte de eso, evidentemente, cuidan mucho la salud.
Yo investigué las zonas azules, pero a los que verdaderamente estudié —e hice entrevistas clínicas personales— ha sido a los supercentenarios. Es muy distinto conocer zonas que conocer personas. Yo prefería conocer personas y te puedo decir que empecé con un estudio de investigación que era una obligación y acabó convirtiéndose en una devoción. He disfrutado como nunca, y lo sigo haciendo porque sigo intentando quedar con ellos. Los sábados suelo intentar ver a alguno. Y llegas con problemas y te vas con preocupaciones; ellos tienen una capacidad para ver los problemas de otra manera que es impresionante. Te llenas de su sabiduría.
A través de estos encuentros, ¿qué ha aprendido de los supercentenarios?
He descubierto lo importante que es gestionar la calma y la serenidad. Todos vivimos con adversidades; si eres capaz de gestionar el tsunami, sobrevives. Si no, el tsunami te pasa por encima. He aprendido de ellos que para superar las adversidades es importante tomar decisiones desde la calma y si ya adoptas la postura zen de la espiritualidad... He observado una cosa en todos ellos: viven invadidos por la fe y, de hecho, son personas que han superado dos Guerras Mundiales, una Guerra Civil y dos pandemias, y ahí están.
¿Qué supone la soledad no deseada para la longevidad?
La soledad es la gran amenaza que tiene la sociedad. ¿Sabes a quién les preocupa de verdad? A sus nietos y nietas. Todos me decían 'la abuela tiene aquí a sus hijos, nos tiene a nosotros, a bisnietos, pero nosotros podremos llegar a estar solos. Ha bajado la natalidad, ¿quién nos va a cuidar a nosotros?'. El grave problema de hoy, no del futuro, es la soledad no deseada, que sufren más los adultos jóvenes que los supercentenarios. Los supercentenarios siempre tienen a alguien que los cuide, me encuentro con hijas de 90 años que cuidan a su madre de ciento y pico. Las grandes soluciones van a pasar, tal vez, por herramientas de inteligencia artificial que consigan conectar a personas con perfiles psicológicos similares.
Es un poco paradójico vivir en un momento en el que los avances científicos nos van a permitir vivir más años, pero a la vez con estas amenazas por la parte social.
Es una amenaza muy grande. De hecho, hay ya experiencias en varios países con robots, con humanoides, que te puede gustar o no, pero se está llevando a cabo para ver si con eso pierdes la sensación de estar solo. En la Comunidad de Madrid se ha puesto esa experiencia y hay personas que están con un robot. Yo no digo que sea lo mejor, digo que es una realidad que está pasando.
Sostiene que en 2045 viviremos 120 años. ¿Esto es realista?
Es un cálculo puramente matemático. En el año 1900 vivíamos hasta los 30, 33 años, sin embargo, la esperanza de vida se ha multiplicado por tres en España y en todos los países. España está en el podio de las personas más longevas después de Japón y Corea del Sur. Si en Japón la esperanza de vida es de 84,4 años, en España es de 84 —las mujeres un poco más, 86, los hombres 83—. Pero pasó de 30-33 en 1900 a 84-86 y hay hoy en día 20.000 personas en España con más de 100 años y 90.000 en Japón. Los japoneses tienen a mucha gente de 117, 118: hay quien ya vive con esas edades.
Cuando empecé a escribir el libro nadie se lo creía, por eso he cogido y he dicho 'se acabó, me voy a organizar un tour de entrevistas clínicas y voy a demostrar con nombres y apellidos que existe gente que vive 117 años'. De hecho, la persona más longeva de la historia de la humanidad, Jeanne Calment, vivió hasta los 122 años y montó en bicicleta hasta los 100. La pregunta es: ¿va a ser para todos vivir 120 años o van a llegar algunos? Si ahora en el mundo hay 700.000 personas personas de más de 100 años, ese número se va a multiplicar, pero va a depender de las costumbres que llevemos a cabo.
¿Cuál es la gran revolución tecnológica para llegar a los 120 años? La creó ni más ni menos que Google. Google acaba de lanzar una herramienta que se llama AlphaFold 3, que permite conocer la interacción de las proteínas y a los que estamos estudiando con ella nos va a servir de un apoyo enorme para lograr frenar el envejecimiento. Además, ¿por qué vamos a poder llegar a los 120 años en el año 2045? Porque hay 8.000 moléculas en ensayos clínicos, muchas de las cuales se convertirán en fármacos que permitirán el abordaje de enfermedades que hasta ahora era impensable curarlas.
¿Cuál es el secreto para que España esté entre los países más longevos del mundo?
España tiene dieta mediterránea, un sistema de salud robusto, la mejor Seguridad Social del mundo con una cobertura universal de todos los procedimientos terapéuticos innovadores. Además, en España hay un acceso a tratamientos innovadores, medicamentos que curan muchas patologías. Todo lo contrario ocurre, lamentablemente, con la República del Chad, donde viven tan solo 53 años porque les falta todo lo que acabo de comentar.
Usted le dedica un capítulo: ¿tenemos suerte de tener el aceite de oliva de serie en nuestra dieta?
El aceite de oliva lo conocí a través del marqués de Griñón, que tenía un gran interés en conocer los efectos beneficiosos que tiene sobre la salud. Hay que sustituir en la dieta la sal, que es muy dañina, por el aceite de oliva, que tiene un efecto beneficioso para la salud, la memoria y, en general, para todo. España fabrica el mejor del mundo, pero como los japoneses son listísimos, ellos lo importan y son grandes consumidores. En España hay que fomentar su consumo y habría que fomentar el de los productos del campo español.