No sigo las dietas de moda y hago ejercicio por muchas razones diferentes (salud, fuerza y bienestar), pero, bajo la fría luz de los fluorescentes del gimnasio sigo siendo incapaz de dejar de pensar en que no tengo el aspecto que me gustaría tener.
La prueba que hemos superado ha resultado ser una muy dura, durísima. Mi cuerpo ha cambiado por completo, lleva las marcas, las muescas, las cicatrices de una aventura. Un viaje extraordinario. Un viaje de vida. Me esfuerzo en devolverle todo el amor que ha conseguido darme.