crianza

¿Dejar llorar o no dejar llorar?

¿Dejar llorar o no dejar llorar?

Dejemos que el bebé se exprese con el llanto, no le tapemos la boca con la teta o el biberón siempre, escuchemos lo que nos quiere contar sin la sensación de tener que callarlo a toda costa. Es muy probable que, cuando se sienta escuchado, acurrucado o calmado por la sola presencia de su padre tranquilo o su madre calmada se le pase esa ansiedad o ese miedo que le asolaba.
Mi padre no está en el día del padre

Mi padre no está en el día del padre

Dudo mucho de que mi padre me esté viendo desde algún sitio. Me imagino que si está en algún lugar tendrá otras cosas más importantes de las que preocuparse. Pero, si lo hiciese, no creo que se lo tomara más en serio por ser 19 de marzo.
Cosas que tenemos que dejar de decir a los padres

Cosas que tenemos que dejar de decir a los padres

Tenemos que dejar de hablar sobre los padres como si fueran un accesorio inútil. Mi marido y yo escuchamos comentarios de este tipo constantemente. Como cuando un día en el parque mi hijo llevaba un zapato de cada y una camiseta vieja y llena de manchas. "Hoy te ha vestido papá, ¿eh?". Pues no.
A la madre que olvidó su valía

A la madre que olvidó su valía

No hay historias grandiosas, ni cenas fabulosas, ni partidos, ni películas familiares ni nada interesante en general. Siempre pensé que mi vida tendría grandes momentos dignos de una película Disney, pero ahí estaba yo, viviendo una vida que me hacía pensar "¿esto es todo?" o "¿estaré haciéndolo lo suficientemente bien?" o "¿acaso alguien se fija?".
Grandes hitos como padres que pasan desapercibidos

Grandes hitos como padres que pasan desapercibidos

Por ejemplo, cuando los niños aprenden a ducharse solos. Hace poco, a mi hijo mayor le pasó lo mejor que le podría haber pasado. Le pedí que se duchara y, poco después, salió del baño limpio y seco, sin rastro de agua en el suelo. ¡Ni siquiera tuve que recoger sus mil juguetes de la bañera!
¿Hijos? ¡No, gracias!

¿Hijos? ¡No, gracias!

Existen razones coyunturales (la crisis y la precariedad económica), pero, sobre todo, profundas razones estructurales que desincentivan el tener hijos en la actualidad. Derivan del hecho esencial de que la reproducción no está en el centro de nuestro sistema económico y se manifiestan en la falta de apoyo institucional y social: desde la escasez de servicios de guardería hasta la imposibilidad, financieramente hablando, de pedir excedencias más prolongadas que las bajas preceptivas.
No, a mi hijo no le gustan los deportes

No, a mi hijo no le gustan los deportes

No es que mi hijo no practique ningún deporte, es que tampoco le gusta verlos. ¡Madre mía, qué tragedia! Lo sé. Mi hijo tiene una profunda empatía con los demás. Mi hijo tiene una sed insaciable de conocimiento. Pero el mundo sólo tiene reservadas para él preguntas como "qué, ¿juegas al baloncesto?". En serio, ¿es que la sociedad no da para más?
50 cosas que quiero inculcarle a mi hija

50 cosas que quiero inculcarle a mi hija

Por ejemplo: no te quedes fuera por pensar que no estás hecha para algo, pues te sorprenderá de lo que eres capaz; no te veas obligada a bajar el nivel por nadie; compartir es vivir, excepto a lo que parejas se refiere; prueba algo nuevo al menos una vez al mes; haz que la gente recuerde quién eres.
No soy esa madre

No soy esa madre

Soy esa madre que lucha contra una depresión crónica. Soy esa madre que sufre trastorno de ansiedad. Soy esa madre que tiene pánico constante. Soy esa madre que se olvida de las cosas. Soy esa madre que se esfuerza cada día por hacer lo que hay que hacer para tener una vida normal.
Mamis furiosas

Mamis furiosas

En algún momento, la teoría del apego pasó de ser un saber de la psicología del desarrollo a una obsesión que hoy se está instalando como operador biopolítico. Lejos de negar la importancia del apego como conducta, me preocupa el modo en que el concepto se instala, ahora como un ordenador de madres: las de crianza con apego, y las otras, las desnaturalizadas.