Mi mujer y yo nunca hemos dicho que no a nuestros hijos, y esto es lo que ha ocurrido
No sé si la crianza del sí -un método en el que los niños tienen la libertad para hacer lo que quieran- es igual que el estilo que usamos mi mujer y yo, pero me parece similar. Nosotros lo que hicimos es tomarnos a los niños en serio.
La pregunta ¿Cómo son los niños de la "crianza del sí"? apareció originalmente en Quora (en inglés).
Y esta es la respuesta que publicó Robert Reiland, que practicó con sus hijos la crianza no coercitiva:
No sé si la "crianza del sí" [un método en el que los niños tienen la libertad para hacer lo que quieran] es igual que el estilo que utilizamos mi mujer y yo, pero parece similar. Nosotros usamos lo que se conoce como "crianza no coercitiva" o "tomarse a los niños en serio". Ambas maneras de concebir la paternidad parecen formar parte de la "crianza del sí".
También descartamos la escolarización. Porque, evidentemente, es el único enfoque que tiene sentido en una educación sin coerción.
¿Cómo salieron nuestros hijos? El más pequeño sigue en la universidad después de no haber ido a clase nunca y de no haber experimentado ningún tipo de educación formal que nunca ha exigido. Empezó con la educación a distancia a través de un centro de estudios superiores y ahora va a la universidad. En su primer año solo ha sacado sobresalientes. Lo curioso del tema es que ni él ni yo nos preocupamos mucho por las notas. Lo realmente destacable es que sigue estudiando contenidos de sus áreas de interés cuando está de vacaciones. En cuanto al aprendizaje, no diferencia entre los días de clase y los de vacaciones. El aprendizaje es endógeno y constante.
Mi hijo mayor ya ha pasado por la universidad y sacó notables un par de veces. Además, está muy comprometido con el aprendizaje constante y tiene un trabajo remunerado.
Desde que eran pequeños, tratamos a nuestros hijos como si fueran adultos cuyas ideas importan tanto como las nuestras. Como consecuencia, han sido capaces de pasar de un rol infantil a un rol adulto desde una edad sorprendentemente temprana. De niños ya solían involucrarse en la resolución de los problemas familiares y sugerían soluciones que después aplicábamos. Y no lo hacían bajo presión. Por lo general, se esperaba que mi mujer y yo resolviéramos los problemas de toda la familia, pero éramos lo suficientemente inteligentes como para reconocer cuándo nuestros hijos tenían mejores respuestas, lo que solía ocurrir a menudo.
No es que quiera escribir un libro al respecto. Voy a simplificar lo que hicimos. En general, dejábamos a nuestros hijos tomar sus propias decisiones mientras les observábamos. Queríamos que se dieran cuenta de las consecuencias de sus decisiones sin que se hicieran daño ni hicieran daño a nadie. Solíamos hablarles de lo que podría pasar, de las cosas que sucedieron en el pasado y de cómo podríamos mejorar todos.
Cuando nuestros hijos querían cosas difíciles de conseguir, hablábamos sobre por qué querían esas cosas con el objetivo de descubrir si podrían servirles otras. Se trata de un proceso de aprendizaje para la familia como un todo y para los niños en particular. Nuestros hijos no tardaron en aprender que actuábamos así para ayudarles y valoraban nuestra contribución mientras que seguían aprendiendo a pensar a su manera. Aun así, había momentos en los que encontrábamos formas creativas de conseguir las cosas deseadas en primer lugar. Nunca les dijimos que no a nada en un principio.
Era increíble la frecuencia con la que algo fácil de conseguir o de hacer se convertía en algo aún mejor que lo que se deseaba originalmente. Recordemos que es un proceso de aprendizaje. No salió a la perfección las primeras veces, pero casi siempre ha funcionado en cierta medida y el proceso completo mejoró con el tiempo.
Para cuando nuestros hijos llegaron a la adolescencia, ya habíamos acabado con nuestra labor como padres. No hubo ningún tipo de rebelión. Nuestros hijos trabajaban y jugaban juntos o por separado, como querían. Mi mujer ya no está, pero mis hijos, que ya son adultos, siguen viviendo conmigo. Parece que no puedo deshacerme de ellos, pero tampoco tengo prisa por hacerlo. Estarán perfectamente sin mí si tengo que irme o si me pasa algo, pero de momento somos una familia unida.
Casi se me olvida mencionar que esto no tiene nada que ver con lo que se conoce como "crianza permisiva". Esa es una manera muy despreocupada de concebir la paternidad, como si la educación fuera de la permisividad al autoritarismo. Desde mi punto de vista, ese espectro no permite un crecimiento intelectual y emocional óptimo.
El autor quiere reconocer el mérito de su difunta esposa, Janet Reiland, que sentó las bases del estilo de crianza en su casa.
Esta pregunta apareció originalmente en Quora, una red donde se comparten contenidos y en la que usuarios con puntos de vista únicos responden a interesantes cuestiones. Sigue a Quora en Twitter, Facebook y Google+.
Este post fue publicado con anterioridad en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.