El símbolo que los nazis obligaron a llevar a los hebreos en guetos y campos de exterminio esta vez añadía un "nunca más", en referencia al ataque de Hamás.
Los tanques israelíes han alcanzado la carretera de Salahedín, la arteria principal del enclave palestino y que lo cruza de norte a sur. La guerra deja ya 8.300 muertos, 3.457 de ellos niños.
Los palestinos fallecidos, que superan los 8.000 en esta guerra, tienen nombre, edad, oficio, historia. Las grandes cifras insensibilizan. Sus rostros y vidas acercan un conflicto que amenaza con ir a más y se ha llevado ya familias enteras por delante.
Israel empieza sus incursiones por tierra, a la espera de la gran ofensiva. Su plan es que no quede "nada vivo" de la milicia pero no están claros sus pasos posteriores, en lo militar y lo político. ¿Ocupación, fuerza internacional, ANP, abandono?
El 'número dos' de Hamás asegura que Tel Aviv sufrirá "una derrota sin precedentes" si invade el territorio: "Si el enemigo entra por tierra, habrá una nueva y gloriosa página para nuestro pueblo".
La cacofonía generada tras la visita de Von der Leyen a Israel debe quedar superada en la cumbre de hoy en Bruselas. Ahora se escala un grado más, tras la condena al terror de Hamás y la petición a Tel Aviv de que cumpla las leyes de la guerra.
Tel Aviv carga duramente contra la organización internacional. "Ha llegado el momento de darles una lección", dice el embajador en la radio del Ejército.
La estampa de diáspora de la guerra de 1948, tras la creación del estado de Israel, se repite con los campamentos levantados en el sur de Gaza para quien escapa de las bombas. Un paralelismo que se ha viralizado y ya es bandera en el mundo árabe.
Mientras la ayuda entra a cuentagotas y el mundo espera la operación "total" de Israel, la franja se apaga y ya no puede ni atender decentemente a los enfermos. Los centros muestran "niveles sin precedentes de devastación", indica Naciones Unidas.
La ONU alerta de que la franja está "al borde de la catástrofe" y reclama un alto el fuego. Uno de sus campos de refugiados ha sido atacado, mientras Macron llega a la zona a rebajar las hostilidades.
Militarmente mucho más fuerte que cuando libró su última guerra contra Israel, en 2006, hoy está en sus manos decidir si la historia se repetirá 17 años después.
La visita de Biden a Tel Aviv buscaba respaldar a Netanyahu, pedirle autocontrol y abrir pasillos humanitarios en Gaza, un intento de recuperar el liderazgo en la zona. Pero está adormecido: Abraham trajo negocios, pero no paz, y en estas estamos.
El primer ministro de Israel afrontaba las mayores protestas de la historia, pero aguantaba con sus aliados ultras. El ataque de la milicia ha unido ahora al país pero deja en evidencia las lagunas de su inteligencia y reclamará la rendición de cuentas.