Zelenski revela, por primera vez, la intrahistoria de su discusión con Trump en la Casa Blanca
La revista Time ha conseguido que el presidente ucraniano rompa su silencio ante una escena jamás vista ante los medios y que cambió el curso de los acontecimientos recientes. Un mes después, Zelenski asegura que no todo fue negativo, en vista de la evolución posterior.

Fue lo nunca visto y, hasta ahora, lo nunca contado. Pero la intrahistoria de lo ocurrido entre Donald Trump (más J. D. Vance) y Volodimir Zelenski ve la luz al fin... de la mano del propio líder ucraniano. Un mes después de la insólita e histórica encerronada sufrida en la Casa Blanca, Zelenski se ha abierto a hablar de aquel evento que, ante los ojos del mundo, marcó un nuevo tiempo en la guerra en Ucrania y que, aún hoy, obligó a su presidente a cambiar el paso para evitar la rotura de relaciones con EEUU.
Han sido muchas las preguntas en este tiempo, pero Zelenski prefería pasar página. No lo ha hecho esta vez, en una entrevista en profundidad para la publicación estadounidense Time, que se ha personado en el despacho del líder europeo. Allí, este ha querido echar la vista atrás a aquel infausto 28 de febrero.
Aquel mediodía en la Casa Blanca, Zelenski llegó con dos regalos. El cinturón de campeón del mundo de los pesos pesados de su amigo, el boxeador Oleksandr Usyk, y una carpeta con fotografías de ucranianos masacrados por los rusos. Invocando al humanismo de Trump, Zelenski le mostró las imágenes, que el magnate calificó de "muy duras".
"Tiene familia, seres queridos, hijos. Tiene que sentir lo que todos sentimos", reconoce ahora a Time, dejando a un lado un cinturón que, a buen seguro, hubiera celebrado mucho más su anfitrión. "Lo que quería mostrar eran mis valores. Pero luego, bueno, la conversación tomó otro rumbo", añade.
Aunque el guion "estaba escrito", todo se fue de las manos. Ante los medios, en un espectáculo televisivo de primera" —como ironizaba Trump— quedó la imagen de una humillación a dos voces contra Zelenski, absolutamente superado. Su cara, su postura, sus gestos, eran de saberse el perdedor de este 'envite' público. Pero ahora admite que quizás no todo fue tan malo.
Tras tres años de guerra, la popularidad del presidente e icono de Ucrania había caído. Con lo vivido en el Despacho Oval, todo cambió. Time detalla cómo volvió a repuntar la aprobación pública de Zelenski, hasta un 70% en algunas encuestas y contando con el visto bueno de votantes conservadores de EEUU, añade la prestigiosa publicación. Ese tipo de votantes que hoy son claramente pro-Trump.
Preguntado por los motivos que le han llevado a ese repunte a ojos del mundo, Zelenski cree que se debe a una cuestión de "identidad" de su pueblo. Ante lo que se esperaba sería un acto de 'hermandad' con EEUU como su gran aliado, el país "sintió en ese momento que no éramos aliados, o que no asumíamos la posición de un aliado". En ese escenario hostil, consideró que "estaba defendiendo la dignidad de Ucrania".
Según el mismo mandatario, los ucranianos "somos muy sensibles, y cuando se trata de nuestro sentido de dignidad, libertad y democracia, nuestro pueblo se alza y se une". Y eso hizo, alega.
Eso lo reconoce ahora. Entonces, el encuentro no pudo tener peor final. Harto Trump, superado Zelenski, fue el presidente de EEUU quien dijo 'basta' y dio por concluido el evento mediático. Con él, también finalizó la presencia del líder ucraniano en la Casa Blanca, sin firma del esperado acuerdo de 'tierras raras'.
Su delegación fue llevada a una sala aparte, hasta que el propio Zelenski abandonó el lugar sin siquiera recibir compañía protocolaria de los anfitriones. Todo acababa de cambiar de naturaleza. Y en esa ruptura inmediata de relaciones —que comenzó a reconducirse días después— hubo un detalle que muestra hasta qué punto el caos dominó la situación.
Recuerda el equipo de Time el detalle del cinturón de campeón del mundo de los pesos pesados. Dónde está, qué pasó con él. Zelenski apenas esboza un lacónico "no lo sé... quizás esté todavía ahí". Quizás, también, fuese parte del peaje pagado por una visita en la que la diplomacia resultó la gran enemiga de Ucrania.