Se activa el plan de Reino Unido para desatar una tormenta de misiles en el corazón de Rusia
Londres allana el camino para que Ucrania utilice sus misiles de largo alcance contra objetivos localizado en suelo ruso, igual que Estados Unidos con sus ATCMS.
El Gobierno británico ha dado un paso significativo en su apoyo a Ucrania al confirmar su disposición de suministrarle a Kiev sus misiles de crucero Storm Shadow, con capacidad para atacar objetivos en un radio de alcance de 560 km. El anuncio, como señala el diario británico The Guardian, se produce tras el giro radical de la política armamentística de la Administración Biden, que ha autorizado al Gobierno de Zelenski a usar misiles ATACMS, como ya ha hecho este martes de madrugada, abriendo una "nueva fase" de la guerra en Ucrania y reafirmando el cambio de estrategia de las potencias occidentales ante Moscú.
El primer ministro británico, Keir Starmer, ha aprovechado su viaje a Brasil para participar en la cumbre de líderes del G20 de Río de Janeiro para subrayar la necesidad de "redoblar esfuerzos" para que los aliados occidentales de Ucrania demuestren su compromiso para garantizar la capacidad defensiva de Kiev. Aunque evitó aportar detalles sobre aspectos operativos, sí enfatizó que el envío de estos misiles debe ser una prioridad urgente.
La respuesta de Moscú a la decisión de Reino Unido sobre el envío de misiles ha tardado en producirse. Horas después de que el pasado sábado, Keir Starmer anunciase el envío de los misiles a Ucrania, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, acusó a Occidente de "alimentar un conflicto peligroso" y calificó de "imprudente" el movimiento del Gobierno británico. Según Peskov, este tipo de decisiones elevan el riesgo de que se produzca una implicación directa de la OTAN en la guerra, lo que podría conllevar "serias represalias".
Mientras llegan los misiles Storm Shadow, justo cuando se cumplen mil días del inicio de la guerra en Ucrania, el Gobierno de Zelenski ha iniciado una "nueva fase" del conflicto al usar por primera vez los misiles estadounidenses ATACMS para atacar un objetivo militar situado en territorio ruso. El ataque, con al menos seis misiles, no ha provocado víctimas o heridos, pero sí importantes daños en la instalación militar. Sin embargo, el ataque sí ha causado movimientos en el Kremlin, desde donde Putin ha lanzado un último intento de intimidación a Occidente dando luz verde a una nueva doctrina nuclear.
Europa dividida ante los misiles
Mientras Reino Unido y Estados Unidos ha aumentado su respaldo militar a Ucrania, otros potencias europeas se muestran algo más cautelosas. Por un lado, Francia ya ha decidido permitir que Kiev dispare misiles de largo alcance de fabricación estadounidense contra objetivos en suelo ruso. El gobierno francés suministra los misiles de crucero SCALP, que son iguales a los Storm Shadow, pero con un alcance máximo de unos 1.000 kilómetros.
En cambio, Alemania mantiene su negativa a suministrar misiles de largo alcance Taurus, una decisión que ha provocado ciertas tensiones dentro del gobierno de Olaf Scholz. Su ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, ha calificado de "importante" la decisión que ha tomado Joe Biden en este momento en el que puede empezar a flaquear el apoyo a Kiev con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, pero respecto al envío de los misiles, ha insistido en que en el seno de su partido, Los Verdes, tienen claro que "se trata de la protección de la paz y la libertad en Europa".
En declaraciones previas a la reunión de los ministros de Exteriores de los 27, el Alto Representante de la Unión Europea, Josep Borrell, ha subrayado que Ucrania tiene que poder usar los sistemas militares "no solo para frenar las flechas sino para golpear al arquero". De todos modos, sobre el caso concreto de apoyar a Kiev, Borrell ha indicado que los europeos tienen que seguir enviando las armas que necesitan los ucranianos para repeler la agresión de Rusia. Espero que los Estados miembros acuerden sobre esto y si no, que cada uno haga lo que tiene que hacer de acuerdo a la necesidad de respaldar a Ucrania", ha indicado.
El Gobierno de Zelesnki lleva meses presionando para obtener misiles que les permitan golpear bases logísticas, depósitos de combustible y objetivos estratégicos en territorio ruso. El uso de los Storm Shadow de Reino Unido, los ATCMS de EEUU, además de los SCALP de Francia podrían marcar un punto de inflexión en la guerra. Las necesidades de Ucrania son cada vez más acuciantes, especialmente después de los informes sobre una ofensiva de 50.000 soldados rusos, con refuerzos norcoreanos, en la región de Kursk.
Reacciones y dilemas globales
En EEUU, la decisión de Biden no ha estado exenta de críticas. Donald Trump Jr. acusó al actual presidente de querer "desencadenar la Tercera Guerra Mundial" antes de que su padre asuma la presidencia en enero. Al mismo tiempo, Elon Musk expresó en las redes sociales su preocupación por las posibles represalias rusas, avivando el debate sobre los riesgos de escalar el conflicto.
En Europa, la Hungría de Viktor Orbán, uno de los aliados más cercanos de Putin dentro de la UE, consideró que la idea de Joe Biden es "imprudente". El ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, criticó a Occidente por ignorar "el deseo de paz manifestado por los ciudadanos", en clara referencia a los resultados de las elecciones estadounidenses.