Advierten tras el último varapalo a Putin: el poder militar de Rusia se está desmoronando

La revolución en Siria no ha dejado en muy buen lugar a Rusia, que ha terminado por perder el control de un acceso al Mediterráneo clave a nivel geo estratégico y comercial. Rusia, que hasta ahora había apoyado al régimen del presidente Bashar al Assad, también ha tenido que escapar, limitando su capacidad militar y alzándose con una nueva derrota. 

"Rusia está fuertemente apegada a Ucrania y no creía que valiera la pena luchar contra Siria por ahora. La relación producción-insumos se consideró tal que no vale la pena exportar más [recursos] si se hace a expensas de Ucrania", afirma Walter Pomell, profesor de estrategia en la Universidad de Defensa Nacional.

Según defiende el académico, esta decisión tendrá graves consecuencias en la política exterior de Rusia y sus aspiraciones. "Hemos visto que Rusia no es en modo alguno un socio especialmente fiable para muchos países. Primero, Armenia y ahora Siria: cuando las cosas empiecen a suceder, Rusia no acudirá al rescate", destaca Pomell.  

"En el futuro, puede que le resulte aún más difícil conseguir socios a su lado", añade. Aunque es cierto que aún no han tenido que abandonar sus bases militares instaladas en Siria, hay informes que avalan una gran pérdida del poder del régimen y sus aliados. "Si Rusia pierde su presencia en el Mediterráneo, afectaría su capacidad de presentarse como una gran potencia", destaca. 

Las imágenes satélite muestran a Rusia despejando los muelles de la base de Tartus de su flota, aunque esta aseguró que simplemente trasladó los buques para realizar un ejercicio naval. "Probablemente, todos podamos deducir cuál es el verdadero lado de las cosas", añade. "La resistencia podría surgir desde las bases y esto frenaría a las partes en la guerra siria, que están ligadas a los conflictos mutuos de los grupos. La situación es inestable y delicada y nadie quiere luchar contra los rusos por la fuerza", comenta.