El país con la cláusula antieuro promete cambiar el mundo con una nueva energía
El amoníaco se abre paso.
Dinamarca se unió a la Unión Europea en 1973. Sin embargo, puso una línea roja para ello: la aceptación por parte de la organización supranacional de una cláusula de exclusión voluntaria del euro.
El país nórdico, abiertamente antieuro, siempre se ha caracterizado por ser innovador en sus planteamientos (como demuestra esa condición para entrar en la Unión Europea). Y recientemente se ha confirmado que va a seguir con esa tradición de tomar la iniciativa también en el ámbito energético.
Tal y como recoge Ecoticias, Dinamarca ha apostado de forma decidida por el amoníaco, un compuesto químico que es un portador de energía de alta calidad y que ha demostrado su eficacia como de almacenamiento de hidrógeno.
Además, el amoníaco puede utilizarse como fuente de energía para procesos industriales a gran escala, como forma de suministrar hidrógeno a vehículos terrestres y también tiene un papel importante en los sistemas de propulsión marítima.
Ante todo ese potencial, el país nórdico ha puesto en funcionamiento en la localidad de Ramme la primera planta dinámica de amoníaco verde del mundo. Se estima que la misma evitará cada año la emisión de 8.200 toneladas de CO2 al producir más de 5.000 toneladas de amoníaco verde.
Nel Hydrogen, una empresa especializada en tecnologías de electrólisis, ha tenido un papel protagonista en la construcción de esta fábrica. Henning G. Langås, el Senior Tender Manager de la compañía, ha destacado que “lo que hace que esta instalación sea única es su enfoque dinámico: la planta de amoníaco está conectada directamente a la energía solar y eólica y es capaz de adaptarse a las fluctuaciones inherentes en la producción de estas fuentes renovables. Esto permite una producción rentable de amoníaco verde sin necesidad de almacenamiento de baterías o hidrógeno”.