Por una ley sin desperdicio

“Y dejo las canciones sin final

porque no puedo saber

cómo acaba el cuento

Por si no quiere volver 

Y nada fuera cierto”

(Robe, Yo no soy el dueño de mis emociones) 

El 29 de septiembre se celebra el Día Internacional de Conciencia de la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, una iniciativa que la Asamblea General de las Naciones Unidas puso en marcha en el año 2019. Seguramente habrá quién se pregunte: ¿de verdad necesitamos una fecha para concienciarnos contra el despilfarro de comida? Lamentablemente la respuesta es que sí. Y es que según el informe “No Time to Waste” que acaba de publicar Feedback EU, en Europa el desperdicio alimentario asciende a 153,5 millones de toneladas al año, casi el doble de la cantidad que hasta ahora se venía estimando. Este aumento obedece, entre otras razones, a que el estudio de Feedback EU incluye por fin cifras del despilfarro en todos los eslabones de la cadena alimentaria: “del campo hasta la mesa”. Recordemos que mientras dilapidamos todos estos alimentos, en el año 2021 entre 702 y 828 millones de personas pasaron hambre en el mundo. Sí, desperdiciamos comida mientras hay personas que no tienen nada que llevarse a la boca. Es muy triste. Por tanto reivindicar la importancia del 29 de septiembre es más necesario que nunca.

En este contexto, no es de extrañar que la Unión Europea exija a todos los Estados miembros medidas concretas para reducir el sinsentido que supone el despilfarro. En España, el Consejo de Ministros anunció el pasado mes de junio el proyecto de Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario. Sin embargo, y como ya comenté en mi anterior columna, el texto elaborado es insuficiente y no ayudará a frenar este despropósito. Es por ello que el pasado mes de junio un conjunto de activistas y organizaciones de desarrollo, de consumo, ecologistas y juveniles creamos el colectivo #LeySinDesperdicio.

Estamos peleando para que la ley que se acabe tramitando esté a la altura de la circunstancias: queremos una ley ambiciosa, transformadora, que no se quede en un mero lavado de cara. Queremos además que esta ley entre en vigor esta misma legislatura. Y para ello hemos mantenido reuniones con representantes del Grupo Socialista, el Grupo Popular, Unidas Podemos o el Grupo Plural. A todos ellos les hemos trasladado nuestras consideraciones.

Nuestras reivindicaciones

Creemos que la futura ley tiene que centrarse en la prevención de las pérdidas y el desperdicio a lo largo de toda la cadena alimentaria. Para ello, es fundamental saber con exactitud cuánta comida se despilfarra en todos los eslabones (sí, del campo a la mesa). Asimismo, es crucial que la ley genere obligaciones y no se limite a plantear recomendaciones y buenas prácticas. Si la ley se queda tal y como la plantea el Ministerio de Agricultura, estaremos hablando de una ley vacía, sin enjundia, que no ayudará a acabar con el desperdicio. Invitamos a la ciudadanía a que firmen por una leysindesperdicio.org para presionar al Gobierno para que España se convierta en un referente en toda Europa con una ley valiente y transformadora.