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Nueve de cada diez inquilinos en Madrid y Barcelona tienen contrato de alquiler temporal

Nueve de cada diez inquilinos en Madrid y Barcelona tienen contrato de alquiler temporal

Una dinámica que les deja a merced de posibles variaciones especulativas y que genera inseguridad residencial, según un informe del Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA).

Imagen de archivo de bloques de edificios en Barcelona.Getty Images

Nueve de cada diez inquilinos en Madrid y Barcelona tienen contratos de alquiler temporales y a precio de mercado, una dinámica que les deja a merced de posibles variaciones especulativas y que genera inseguridad residencial.

Así lo revela el nuevo informe 'Vivir de alquiler: inseguridad garantizada por ley', publicado por el Instituto de Investigación Urbana de Barcelona (IDRA) y que arroja cómo las políticas públicas de alquiler han disparado la inseguridad residencial y la precariedad económica, especialmente en Madrid y Barcelona.

Una de las principales conclusiones del trabajo es que, desde la promulgación del Decreto Boyer en 1985, el primero que intentó acabar con los contratos de alquiler indefinidos al eliminar la prórroga forzosa y fijar una duración acordada entre propietario e inquilino, las reformas legislativas "han priorizado los beneficios inmobiliarios sobre la estabilidad de la población".

"Esta ley, como la de 1994, se aprobó bajo la premisa de que los alquileres indefinidos reducían la oferta, pero esta siguió cayendo durante dos décadas (1985-2007). La tendencia solo cambió con el estallido de la burbuja hipotecaria", ha argumentado el instituto.

Por esta razón, ha alertado de que el número de viviendas en alquiler "no varía en función de si el contrato es temporal o indefinido", sino que el factor decisivo es "si la política pública prioriza la compra (como ocurrió entre 1957 y 2007)".

Escalada de precios

Desde el IDRA aseguran que en los últimos años se ha producido una sustitución de los contratos temporales por alquileres de temporada, provocando una subida más veloz de los precios, ya que, por ejemplo, la regulación de alquileres catalana esquiva estos casos.

Esta falta de límites ha permitido que la oferta de alquileres temporales se haya multiplicado por siete entre 2019 y 2023, pasando del 2 % al 14 %, de acuerdo con un estudio publicado por el centro de investigación de política económica de Esade, EsadeEcPol, el pasado 22 de noviembre.

Como resultado del aumento del precio, lamentan desde el IDRA, la mitad de los inquilinos "queda en situación de pobreza severa relativa tras el pago de la vivienda (menos de 561 euros por unidad de consumo)", y dos tercios de los inquilinos "están destinando más ingresos de los recomendados".

De hecho, los datos del informe apuntan que el 69,7 % en Madrid y el 64,8 % en Barcelona destinan más del 30 % de sus ingresos al pago del alquiler y suministros y uno de cada tres hogares destina más del 50 % de sus ingresos al alquiler.

El incremento de precios y de alquileres de temporada, a su vez, se traducen en un mayor número de mudanzas: más del 60 % de los inquilinos en Madrid y el 80 % en Barcelona se han mudado en los últimos cinco años.

Regular en favor del inquilino

Ante todas este escenario, el IDRA ha elaborado una serie de recomendaciones para que haya regulaciones en favor del inquilino, como adoptar una legislación similar a la de países como Francia y Alemania, con contratos renovables automáticamente, salvo en casos de necesidad por parte del casero o incumplimiento grave.

Hacia un ajuste de los precios

del alquiler a los ingresos reales de los hogares, con un índice de precios que incluya datos adicionales como el valor catastral, la renta familiar disponible y el desempleo en la zona, y que cuente con un régimen sancionador.

El IDRA fue creado en mayo del año pasado por un grupo de investigadores catalanes para elaborar estudios e investigar sobre la vivienda y las políticas públicas, la economía política y el urbanismo y la transición ecológica, y se financia con subvenciones de programas europeos de investigación.