El esperma a prueba de radiación aguanta 200 años en el espacio y a los investigadores se les ocurre una idea
Los científicos buscan alternativas para que la vida pueda propagarse más allá de la Tierra.
Los desafíos de la supervivencia humana van más allá de lo terrenal. Los investigadores no cesan en su ambición en garantizar que la vida pueda propagarse en las duras condiciones del espacio, y cada vez son más las noticias que llegan desde los centros de investigación.
Según la revista turca Interesting Enginineering, los científicos están recurriendo a una fuente inesperada para obtener respuestas: el esperma de ratón liofilizado. De hecho, el medio ha tenido acceso a un experimento de la Universidad Yamanashi de Japón, donde exploran "cómo podría funcionar la reproducción de los mamíferos en algún lugar del espacio, ya sea en la luna o en otro lugar, para que la vida pueda revivir incluso si la Tierra se enfrenta a una destrucción catastrófica".
"Nuestro objetivo es establecer un sistema para preservar de forma segura y permanente los recursos genéticos de la Tierra en algún lugar del universo", relatan los investigadores en declaraciones al digital. Aun así, "el espacio está plagado de radiación, un desafío formidable tanto para los humanos como para sus materiales genéticos".
De acuerdo a los datos difundidos por la Estación Espacial Internacional (ISS), "los niveles de radiación son más de 100 veces más altos que en la Tierra". La entidad confirma que "en el espacio profundo", "la exposición es aún mayor, lo que genera preocupaciones sobre los daños en el ADN que podrían comprometer la reproducción".
En el estudio reciente, "los expertos japoneses demostraron resistencia del esperma de ratón liofilizado almacenado en la estación internacional durante casi seis años". "A pesar de la exposición prolongada a la radiación espacial, los espermatozoides produjeron descendencia sana tras la rehidratación y la fertilización". Además, "los apodados como cachorros especiales, no mostraron diferencias genéticas en comparación con los ratones concebidos con esperma almacenado en la Tierra".
La publicación celebra que algunos experimentos anteriores han demostrado que estas células de roedor "podrían permanecer viables en el espacio hasta 200 años", aunque reconoce que "esto no es suficiente para las necesidades a largo plazo de la humanidad"
"De cara al futuro, los investigadores prevén crear biobancos en la Luna y Marte. Los conductos de lava lunar, por ejemplo, ofrecen las condiciones ideales para la preservación genética debido a sus bajas temperaturas y su protección contra la radiación", concluyen.