Dos paraísos naturales usados como las islas del destierro en España
El traslado forzoso de opositores, intelectuales o personas incómodas se desarrolló durante décadas del siglo XX y con distintos regímenes al mando.
Los habitantes de las islas canarias de Lanzarote y Fuerteventura saben bien el 'paraíso' donde viven. Por su riqueza natural y patrimonial, ambas islas del este de Canarias reciben cada año oleadas de turistas en busca de unos días de relax y planes de playa, naturaleza y otras aventuras.
Sin embargo, tanto Lanzarote como Fuerteventura no siempre fueron los idílicos parajes que son hoy. Durante años, siglos incluso, ambas islas se emplearon como lugares de destierro de opositores, críticos o sencillamente personas incómodas al régimen imperante en cada momento.
Como detalla Diario de Fuerteventura, el uso de ambos territorios como destierro se hizo habitual en el siglo XX, si bien con anterioridad ya se conocen episodios escabrosos de desplazamientos y persecuciones.
De acuerdo con este medio, en 1924, Miguel Primo de Rivera envió a Fuerteventura a uno de sus grandes opositores intelectuales, a la postre una de las personalidades más famosas de la cultura española, Miguel de Unamuno. Junto a él viajó el periodista Rodrigo Soriano, igualmente crítico contra la dictadura.
En plena Segunda República, el Gobierno de Manuel Azaña hizo lo propio con un grupo de anarquistas, entre ellos el líder, Buenaventura Durruti, tras la insurrección minera del Alto Llobregat. La orden también marcaba como destino Fuerteventura.
Décadas más tarde, la dictadura de Francisco Franco volvió a recurirr a estos rincones. Tras los ecos del llamado 'Contubernio de Múnich', una reunión de opositores al régimen en Alemania, Franco desterró a varios de sus participantes a las islas de Fuerteventura, Lanzarote y El Hierro.
Pero antes de ello, entre 1954 y 1966, detalla Diario de Fuerteventura, esta isla sirvió para desarrollar la llamada Colonia Agrícola Penitenciaria de Tefía, un campo de “reeducación” y represión franquista, que sirvió de destierro a personas homosexuales, transexuales, presos comunes y opositores políticos.