"Edmundo no hace seguimiento de nuestras denuncias"
Barones del PP piden "templar" la posición sobre Venezuela y rechazan asumir las acusaciones de Pons. Ayuso, la única que podría no acudir a Moncloa.
Parecía imposible. Pero el enfrentamiento entre el Gobierno y el principal partido de la oposición ha escalado un peldaño más. Todo por una cuestión de Estado, tradicionalmente fuera del rifirrafe político, como es la política internacional. Conocidas por Edmundo González las coacciones del régimen de Nicolás Maduro en suelo español, en la embajada en Caracas, el popular Esteban González Pons se lanzó a acusar a Pedro Sánchez de estar "implicado en el golpe de Estado" al líder opositor. Génova no quiso matizar las palabras de su portavoz, y las espadas siguen en alto a día de hoy.
Para un sector del PP, el problema de origen es que los canales de comunicación entre Sánchez y Alberto Núñez Feijóo están rotos. "Y eso es responsabilidad del presidente del Gobierno", subrayan las fuentes consultadas. El líder gallego se ha venido enterando por los medios de comunicación tanto del asilo de Edmundo González como de la detención de dos compatriotas en Venezuela, de la que se conocen muy pocos detalles. "Ni un mensaje" durante todos estos días, confirman en Génova.
Pero, a partir de ahí, destacados dirigentes del partido —incluidos barones con mando en plaza— reconocen que González Pons se pasó de frenada y puso en un brete al líder nacional, en esos momentos en Roma para reunirse con Georgia Meloni para abordar la crisis migratoria. Hasta en tres ocasiones preguntaron los periodistas a Feijóo si asumía las palabras de su vicesecretario. Y en todas ellas evitó hacerlas suyas a pesar de que redobló la presión del Gobierno, exigiendo la dimisión del jefe de la diplomacia española —esto es, del ministro de Exteriores— y el regreso del embajador en Caracas.
"Esteban dinamitó la estrategia de Feijóo", resumen de puertas para adentro los más críticos con sus palabras. Incluso los que le reconocen tablas de sobra en política y discurso propio en política exterior, añaden que "no" estuvo acertado. El vicesecretario habló el el jueves a primera hora en esRadio —no ha vuelto a pronunciarse—, Feijóo lo hizo desde la capital italiana a medio día y algunos presidentes autonómicos tenían agenda el viernes en Madrid, coincidiendo con su reunión con Sánchez en Moncloa. "Si a mí me preguntan, no voy a asumir que esté participando en un golpe de Estado", aducía un presidente. Públicamente, Juan Manuel Moreno no quiso hacerlo, en una entrevista con Ana Terradillos en La Mirada Crítica.
La tesis cada vez más extendida entre los populares es que la posición de Feijóo se ha visto dañada. "No he sido coaccionado por el Gobierno de España ni por el embajador", terció el propio Edmundo González, asumiendo la versión de Albares. Esto sirvió al ministro para exigir unas disculpas a Feijóo, que no llegaron a lo largo del viernes. El Gobierno y el PSOE se lanzaron en tromba a exigir la dimisión de González Pons.
Llegados a este punto, un presidente del PP pide templar. "Más que nada porque Edmundo González no hace seguimiento a nuestras denuncias", según su diagnóstico. José Luis Martínez-Almeida, el alcalde de la capital, aseguró que "respeta" al embajador español porque "él recibía instrucciones". En todo caso, Génova siguió exigiendo su regreso a España y la dimisión de Albares, además de las explicaciones de Sánchez. Lo que nunca estuvo en los argumentarios fue que el presidente sea partícipe del golpe contra los ganadores legítimos de Venezuela.
Y todo, mientras Sánchez empezó con la ronda de contactos con los presidentes autonómicos. Uno a uno, los barones del PP confirman a El HuffPost que acudirán a la cita por lealtad institucional. Todos, menos Isabel Díaz Ayuso. A esta hora, la presidenta de la Comunidad de Madrid exige conocer antes el orden del día del despacho para poder estudiarlo, y a partir de ahí decidir. Además, solicitan que esté al menos prevista la conferencia de presidentes, aún sin fecha. Pero, con el andaluz Juan Manuel Moreno y el gallego Alfonso Rueda, no hubo orden del día que valga.
Esto es, Ayuso podría ser la única representante autonómica en no pisar Moncloa. "En las dos reuniones anteriores, hubo orden del día y se trabajó previamente en él. No vamos a ir a tomar un café", se reafirmaron desde la Puerta del Sol, deslizando la posibilidad real de dar plantón a Sánchez. Feijóo lo único que reclamó a los suyos es que la financiación autonómica quede fuera de las negociaciones bilaterales, extremo que apoyaron rubricando un manifiesto.
Con Ayuso previsiblemente al margen, el despacho más complicado por Sánchez será el que mantendrá con el socialista Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha. Page no solo presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional por la polémica ley de amnistía, es que interpreta que el presidente está dejado "hueco en principios al Partido Socialista". "Hablará claro, como siempre lo hace. Ya lo demostró en el comité federal", aseguran fuentes de la estructura castellano-manchega.