Claves de un tira y afloja: qué dicen PP y Vox de posibles pactos en cada territorio
El 28-M dejó múltiples territorios a mano de un pacto entre populares y ultraderecha, pero de momento el PP quiere ir a las negociaciones reclamando varios gobiernos en solitario y obviando la aritmética.
Era complicado predecir o calcular la magnitud del tsunami popular que tiñó de azul el mapa autonómico y local en España. Pero si algo se sabía incluso antes de pasar por las urnas, es que, en múltiples territorios, para que los apoyos al PP se materializasen en un cambio de gobierno faltaba algo más en la ecuación: Vox.
Después de una semana de las elecciones autonómicas y municipales, lo que tras la noche electoral a priori parecía que bastaría solo con una llamada para sentarse y entablar las negociaciones para las futuras investiduras de mandatarios autonómicos o regidores y acuerdos programáticos para nuevos ejecutivos, no parece que vaya a ser tan fácil. Al menos eso se desprende de posiciones y enroques como los adoptados en la Comunidad Valenciana o en Extremadura, en los que la aritmética no juega a favor del PP. Al menos de un PP sin Vox.
El golpe de timón del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, adelantando las elecciones generales al 23-J con la consigna de que España elija entre el gobierno de coalición progresista o una alianza de las "derecha extrema" y la "extrema derecha" parece haber causado efecto en las declaraciones en público, sobre todo en el PP. Y condicionado a un Alberto Núñez Feijóo que ahora se expone a que unas hipotéticas negociaciones con Vox -con su inevitable reparto de cargos y cuotas de poder- le marquen el paso de una campaña que los socialistas centrarán en, precisamente, poner en la mirilla los pactos autonómicos y locales que funcionarían como un ensayo de cara al próximo Gobierno de España.
Extremadura: el mayor choque
Si ha habido un territorio en el que PP y Vox no han ocultado que la negociación será dura si quieren arrebatarle el gobierno al PSOE es Extremadura. La popular María Guardiola no ganó las elecciones autonómicas. El PP es segunda fuerza en mismo número de escaños que el PSOE de Guillermo Fernández-Vara, barón socialista al que numerosas informaciones situaban a comienzos de semana fuera de la política y volviendo a su anterior trabajo. Hasta que se vieron las intenciones de Guardiola, "la señora del PP", como la tildaba un contrariado Abascal el lunes.
El PP extremeño quiere gobernar solo, a pesar de aquello de la lista más votada que defendía Feijóo y a pesar de que el PSOE le supera en 6.276 votos y 406 ediles. Si bien ha venido rebajando la dureza en sus alusiones a Vox, hasta ayer jueves, Guardiola ha venido defendiendo que ni se abstendrá para despejarle el camino a Vara -desviándose de la línea trazada por Génova- ni quiere a los de Abascal en un hipotético gobierno autonómico conjunto.
Para justificar este cierre en banda, la popular ha reiterado que los motivos son los mismos que puso sobre la mesa en campaña, cuando pidió el voto para un PP fuerte que no necesitase de muletas. Se refirió a líneas rojas en los que no permitirá cambios en la lucha contra la violencia machista, el apoyo a los colectivos LGTBI o la aceptación de los inmigrantes.
Además, Guardiola se ha mostrado convencida de que se "acabará entendiendo" con el candidato de Vox en Extremadura, Ángel Pelayo, con quien afirma que ya ha contactado. 24 horas antes de esa afirmación, la popular reconocía que Pelayo no le había llamado para felicitarla, pero anticipaba, con cierta dureza, que "hablaremos de lo que haya que hablar". Y dejaba claro que quiere que esas conversaciones no se hagan en clave de direcciones nacionales: "Estoy dispuesta a sentarme a hablar con Pelayo sobre proyectos y programa; lo que no comparto es que venga nadie de Madrid a decirnos lo que tenemos que hacer lo extemeños en nuestra tierra".
Entretanto desde Vox han dejado claro que no regalarán sus votos y aguardan a que el PP dé el paso. La tensión está escalando hasta tales niveles que, preguntada Guardiola por si el enroque podría acabar en una repetición electoral, lo único que ella no contempla es que "Vara gobierne esta tierra cuatro años más".
Comunidad Valenciana: el mazo de Mazón
El gran trofeo del 28-M, la Comunidad Valenciana, todavía no cuenta con las garantías necesarias para que se pueda afirmar que el futuro Consell lo presidirá el vencedor de las autonómicas, el popular Carlos Mazón. En este caso, sus 40 escaños no son suficientes sin Vox para poner punto y final al Acuerdo del Botànic y desalojar así al Gobierno tripartito del socialista Ximo Puig, Compromís y Unides Podem -los últimos, ahora sin representación-.
A pesar de ello, las primeras declaraciones del lunes del candidato popular apuntan a que tratará de intentar una investidura sin los de Abascal. Y la clave está en el lenguaje empleado. Ha aludido a una mayor "estabilidad" del Ejecutivo valenciano. "Buscamos la estabilidad y no tener un Gobierno que sorprenda cada día con contradicciones permanentes. No decir una cosa y hacer la contraria, y dar certeza y estabilidad será la prioridad con un programa de gobierno claro", sentenció sin referencias claras a Vox.
En un argumentario similar al utilizado por otros potenciales candidatos populares a una investidura, Mazón se remitió a la meta mencionada en campaña -"la aspiración es gobernar en solitario"-, algo que aseguró que "no iba a cambiar ahora". Sí dejó la puerta de las negociaciones abierta al señalar que trabajará por "el gobierno más estable posible, que ayude a los ciudadanos, que baje impuestos y que se ponga en marcha de manera clara"; pero ha invitado a comenzar la ronda de encuentros justo con quien quiere desalojar, el PSOE de Puig.
La clave de lo que puede ocurrir en Valencia -y otros territorios en condiciones similares- la dio el vicepresidente de Vox y portavoz, Jorge Buxadé, quien dejó claro durante una entrevista en La Hora de TVE que las negociaciones "serán distintas en función del respectivo porcentaje, de la fuerza de los partidos o de las necesidades locales de cada una de las regiones, con toda seguridad no será lo mismo Murcia que Valencia o que Baleares". Se refería a que en Murcia y Baleares los populares solo necesitan de una abstención para la investidura. En tierras valencianas y baleares necesitan sí o sí el apoyo de Vox.
Y sí, Buxadé dejó claro también que "la forma más evidente de poder responder a esa confianza que nos han dado los españoles en la pasadas elecciones es estar en los gobiernos, colaborar y demostrar que tenemos una extraordinaria capacidad de gestión". Lo que anticipa batalla por cargos y consejerías.
Buxadé también mostró su cautela ante dar su apoyo al PP sin entrar en gobiernos de coalición: "Tenemos la experiencia, por desgracia, de que cuando no hemos estado en el gobierno y hemos cerrado pactos de investidura o pactos anuales de presupuestos con el Partido Popular no hemos tenido la capacidad de exigirlo". El también eurodiputado de las formación recordó que "el PP no hizo aquello que se había firmado en nuestros pactos". Pongamos que hablaba de Madrid.
Baleares: Prohens quiere gobernar sóla
Lo defendió desde el comienzo de la campaña. Incluso en una entrevista con El HuffPost, dejó clara que su aspiración era gobernar Baleares sin necesidad de socios, a pesar de que las encuestas en aquel momento no apuntaban al vuelco que se produjo en las islas. La popular Marga Prohens se mantiene firme tras haber convertido al PP en primera fuerza en dicho archipiélago con 26 escaños, pero le siguen faltando cuatro para alcanzar la absoluta.
Con este escenario, Prohens recibí ayer la bendición de la Junta Directiva Autonómica y el Comité Ejecutivo Autonómico del PP de Baleares para tratar de lograr una investidura sin acordar ejecutivo con Vox, fuerza decisiva al pasar de tres a ocho diputados baleares. El guion será el mismo que en Extremadura o Valencia, iniciar contactos con el resto de formaciones que han logrado representación para explicarle su programa de gobierno y tratar de seducirlas.
Se antoja una misión imposible sin los de Abascal, ante un parlamento balear muy fraccionado en el que los regionalistas han sido socios o han venido apoyando a la mandataria socialista Francina Armengol.
Aragón: Azcón quiere hacer valer su mayoría
Más de lo mismo. Después de que el popular Jorge Azcón le venciese el pulso electoral al socialista Javier Lambán logrando ser primera fuerza, pero a seis escaños de la absoluta, los primeros movimientos del exalcalde zaragozano sorprendió en una entrevista en Espejo Público aseverando que "quiero que el eje central del próximo gobierno pase por el Partido Popular".
Los argumentos expuestos tampoco distan mucho de los sus compañeros de filas en otras comunidades autónomas. "Un Gobierno que esté centrado en el PP tendrá mejor resultado", resumió, para después contestar abiertamente a cuál sería la alternativa a una coalición con los de Abascal: "La alternativa es que no haya discusiones en el Gobierno"
Sin embargo, y conocedor de que el resto de fuerzas que componen el arco parlamentario aragonés pasan por una Chunta Aragonesista reacia a la derecha y por la marca de la España Vaciada, Aragón Existe, Azcón ha dejado un mensaje significativo en referencia a los acuerdos logrados durante su etapa como regidor de la ciudad del viento: "Hemos sido capaces de llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas y creo que es posible hacerlo desde las Cortes de Aragón".
Preguntado sobre ese encuentro con el PSOE y el más que posible 'no' de Lambán, Azcón reconocía que ya "veremos cuáles son las posibilidades para formar gobierno".
Cantabria: el PP sin quitarle la mano a Revilla
La sorpresa en Cantabria no llegó de la mano de un rifirrafe entre PP y Vox. El giro inesperado lo protagonizó el, con toda probabilidad, mandatario autonómico saliente. El líder del Partido Regionalista Cántabro, Miguel Ángel Revilla, ofreció los votos de su partido para facilitar una investidura de la líder del PP de Cantabria, María José Saénz de Buruaga, con la condición de que no gobiernen y necesiten de Vox. Lo mismo que el PP reclamó al PSOE en Castilla y León en su día.
Por su parte, Buruaga ya ha movido ficha y ya ha descartado un pacto con el PRC. Pero no ha descartado todo, puesto que hoy ha reclamado al secretario general de los regionalistas, Revilla, la abstención para ser investida y poder formar un ejecutivo en solitario, "centrado" y "alejado del sectarismo". No ha aclarado de qué sectarismo concretamente.
Con esta fórmula, el PP podría lograr una investidura en Cantabria sin tener que pasar por el aro de la ultraderecha. No obstante, con ese escenario, es evidente que se afrontaría una legislatura autonómica marcada por la dependencia del PP con el PCR a la hora de poder sacar adelante distintas leyes, los presupuestos... etc. En ese contexto, la gobernabilidad estaría siempre en manos de los regionalistas o de la disposición de un Vox al que le habrían negado la entrada en el futuro Ejecutivo cántabro.