Marga Prohens (PP de Baleares): "Imagino que Feijóo habló con mucha gente y tomó su propia decisión"
La dirigente popular aspira a gobernar en mayo sin necesitar a Vox y defiende la decisión de Feijóo de romper las negociaciones sobre el Poder Judicial.
Tres enormes lámparas de cristal vigilan desde lo alto la alargada mesa de madera que se encuentra en el centro de la estancia, otrora salón de sesiones del Banco de Crédito Industrial de Madrid.
Al fondo, un gran cartel azul y blanco con las siglas del Partido Popular preside el lugar. Junto a él, dos banderas, la de España y la de la Unión Europea.
Aquí es donde habitualmente el PP celebra las reuniones del Consejo de Dirección de su grupo parlamentario y donde Marga Prohens (Campos, 1982), presidenta del PP de Baleares, recibe a El HuffPost gracias a un hueco en su agenda entre comisiones, votaciones en el Congreso y, sobre todo, vuelos entre las islas y la Península. Algunas semanas, hasta seis ha llegado a coger, según ella misma comenta.
Responde a los muchos mensaje que tiene en el móvil antes de comenzar la entrevista. La actualidad política no cesa, ni a nivel nacional ni a nivel regional. El Gobierno balear de Francina Armengol acaba de aprobar sus cuentas para el próximo año, que espera refrende el Parlament.
¿Qué le parecen los Presupuestos aprobados por el Gobierno balear?
Son unos Presupuestos totalmente desconectados de la calle y de la política que quiere llevar a cabo a partir de 2023 el PP. Unos Presupuestos que con más de mil millones extra que va a recaudar por la inflación se niega a bajar impuestos a las rentas medias y los más vulnerables. Había margen para reforzar el escudo social y bajar los impuestos, y para aplicar la reforma fiscal que defiende el PP. Armengol ha decidido sin embargo liderar una economía subvencionada, de bonos y pagas, que le deba todo al Govern. Esas economías acaban mal. Nosotros somos partidarios de una economía de incentivos, de la defensa de la propiedad privada, del mercado, de los empresarios, los autónomos. Son unos Presupuestos en los que el Govern de Armengol vive como ricos mientras el resto de las familias se aprietan el cinturón y las empresas ajustan sus cuentas a una ralentización de la economía que ya está aquí. Suben sueldos a altos cargos, no hay intención de reducir altos cargos o personal de libre designación mientras la realidad de la calle es muy distinta.
Dice que el Govern se ha negado a bajar impuestos pero sí que hay algunas bajadas en algunos tributos: deducciones del IRPF, del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales para vivienda habitual, congelación de tasas autonómicas... No les parece suficiente, entiendo.
Lo que hay es una reducción del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales que había propuesto el PP, que habían votado en contra y que al final han copiado. Pero cuando copien, que lo hagan bien. Nosotros habíamos pedido eliminarlo para jóvenes menores de 35 años y reducirlo para el resto de tramos de edad. Porque el principal problema de las rentas medias y de los jóvenes es la vivienda. Queremos que los jóvenes puedan desarrollar libremente su proyecto de vida frente a las subvenciones. Hay una serie de ayudas que han prometido y que vamos a ver cuándo y cómo se pagan. Porque lo que le pasa a la propaganda es que la realidad siempre se acaba imponiendo. No se han pagado aún las ayudas al alquiler de 2021. Por eso la credibilidad de una presidenta que anuncia una economía de bonos y subvencionada es ya mínima.
¿Cuál es la propuesta fiscal del PP de Baleares?
Nosotros proponemos una deflactación del IRPF como han propuesto otros presidentes autonómicos, incluso del PSOE. La pena de Baleares es que tenemos una presidenta que cuando tiene que elegir entre sus ciudadanos y Sánchez, siempre elige Sánchez. Una presidenta que no ha sido nada reivindicativa con los intereses de los ciudadanos de Baleares cuando Sánchez le dijo que no se podían bajar impuestos porque daba al traste con su estrategia y daba la razón al PP. También proponemos la supresión del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, que es injusto y ha hecho que más de 2.000 familias renunciaran el año pasado a su herencia por no poder pagarlo. Es un impuesto al esfuerzo. Sobre el Impuesto de Patrimonio, en Baleares pagamos el más caro de Europa con la modificación que hizo Armengol. Con la particularidad de nuestro territorio y la inmensa cantidad de inversores europeos que residen allí de facto, creemos que se recaudaría muchísimo más eliminándolo. Pero como nos gusta ser serios, proponemos reducirlo al 60% para acabar la legislatura siguiente eliminándolo. Hemos propuesto también incentivos fiscales a la vivienda para los propietarios que la pongan al mercado de alquiler de larga duración. Ahora mismo tenemos 20.000 viviendas vacías y eso es porque muchas veces falta seguridad jurídica a los propietarios y también incentivos. También proponemos ayudas directas a las familias y a quienes tengan mayores a su cargo.
¿Tienen calculado cuánto pueden suponer de ahorro estas rebajas fiscales?
Sí, unos 200 millones de euros. De ella podrán beneficiarse el 80% de los contribuyentes de Baleares. Con la política de subvención y bono sólo unos pocos pueden acceder a estas ayudas, que salen de una deuda que acabarán heredando nuestros hijos y nietos, que pagamos todos pero que parece que las paga Armengol y que hay que agradecerle que se haya convertido en una repartidora en campaña electoral y que le estemos pagando todos la campaña más cara de la historia de Baleares.
¿No teme que esos 200 millones puedan detraer recursos de los servicios públicos en un momento de crisis?
Insisto en el dato que daba antes, en los próximos Presupuestos hay mil millones de recaudación extraordinarios. Nosotros proponemos coger 200 para esta reforma fiscal. Hay margen para reforzar el escudo social, para mejorar la política social y para bajar impuestos. Lo que es curioso es que los gobiernos socialistas que parecen llevar las banderas de las políticas sociales, si vemos los Presupuestos de Madrid o Andalucía, el incremento en gasto social y de Sanidad es mayor en los gobiernos del PP que en el de Armengol.
¿Cuál debe de ser la estrategia del PP para ganar las próximas elecciones, más económica o más ideológica?
Creo que cabe todo. Sobre todo, una estrategia a pie de calle, ese es nuestro lema para la campaña. Tenemos una presidencia bunkerizada, encerrada en su despacho, a la que la realidad que le cuentan sus asesores no es la de la calle. Porque si supiera que las familias de Baleares están ajustando gastos, estoy segura de que ella también hubiera ajustado gasto superfluo y hubiera renunciado a muchos de sus altos cargos o, al menos, no les hubiera subido el sueldo. La campaña del PP será una campaña en positivo, a pie de calle y que hable de los problemas de los ciudadanos.
Por eso hemos presentado propuestas como la gratuidad de 0 a 3 años para todas las familias sin excepción. Creemos en la familia, en todos los tipos de familias, en la libertad individual y poner al individuo en el centro de las políticas frente a las colectividades. Esto se hace con gestión. Lo que ha sobrado en estos ocho años de gobierno socialista ha sido propaganda, ideología sectaria y clientelismo. Ha faltado gestión. En estos ocho años se ha abandonado la gestión del destino y tenemos una situación de colapso circulatorio, de colapso en la Sanidad Pública, y de colapso en una administración mastodóntica y excesivamente burocratizada, que se ha convertido en un problema para los ciudadanos de Baleares.
Un sondeo de principios de octubre le da la mayoría con el apoyo de la extrema derecha, ¿se ve de presidenta?
Quienes tienen que verme de presidenta son los ciudadanos. A mí me gusta hablar siempre con humildad pero también tocando la calle. En la calle hay ganas de cambio y de votar. Vemos cómo los sondeos, que son sólo encuestas en un momento dado, la subida del PP es progresiva desde hace un año. En las últimas elecciones fuimos la segunda fuerza y ahora nadie cuestiona que seremos el partido más votado y que ganaremos las próximas elecciones. La última encuesta nos daba unos 24 diputados y estoy segura que en los próximos meses nos darán más diputados. Vemos cómo cada día gente que se había ido a otras opciones políticas está volviendo al PP. Yo quiero liderar un PP amplio, de múltiples sensibilidades, pero sobre todo arraigado a la tierra, teniendo en cuenta que tenemos una realidad insular y que se necesita una presidenta reivindicativa gobierne quien gobierne en Madrid. Y un PP con carácter y con acento propio que no mire de reojo y con complejo a otras comunidades, y que nos sentimos muy cómodos dentro de un proyecto de país que se llama España.
¿Ante qué comunidades cree que tiene complejo Armengol?
Sin duda, ante Cataluña. Veo siempre que mira de reojo lo que pasa en Cataluña. Si hablamos de okupación o seguridad, sólo nos supera Cataluña. Como siga mirando de reojo, vamos a liderar el ránking dentro de poco. Una okupación ha negado hasta que hemos salido a denunciar la delincuencia y la inseguridad que supone en distintos barrios de Palma. Y no le ha quedado más remedio que reconocer que existe. Lo ha hecho echando balones fuera y diciendo que no tiene competencias. Yo sí voy a combatirla, aislando a los okupas e impidiéndoles que puedan acceder a cualquier tipo de ayuda pública o vivienda de protección oficial. Voy a poner la okupación como delito en la ley de vivienda que vamos a aprobar. Y nuestros ayuntamientos no van a cobrar tasas a quien tenga su vivienda okupada. Sí que hay instrumentos para combatirla. También mira de reojo a Madrid y Andalucía para criticar. Si estuviera más preocupada en defender los intereses de Baleares que en mirar a los otros presidentes, nos hubiera ido mucho mejor: como con el régimen fiscal o con los Presupuestos, que nos dejan por debajo de la media.
Volviendo a los sondeos, estas encuestas señalan que va a necesitar el apoyo de Vox para gobernar. Sé que me va a decir que quiere gobernar en solitario, pero ¿le supondría algún problema gobernar con Vox?
Insisto en que partimos de ser la segunda fuerza a ser la primera fuerza y a ir aumentando distancia encuesta tras encuesta con el PSOE. Y faltan ocho meses en los que cada vez más personas se van a acercar al PP como única alternativa moderada, de rigor y de gestión. En cuanto a pactos siempre digo una cosa, nosotros trabajamos muchísimas horas al día con unas renuncias personales importantes. Tengo un niño de nueve años pero también una de cinco meses que me ha pillado en plena vorágine política. Son renuncias importantes que hago convencida de que podremos ser la alternativa, gobernar en solitario y aplicar nuestro programa. Seguramente hay puntos en común con el resto de partidos, pero también que nos diferencian. Vox compartirá nuestra política fiscal, pero nos diferencia la política social, la de igualdad o la defensa de las autonomías. Yo me considero plenamente autonomista, creo que tienen un papel fundamental en España, que son parte imprescindible de la construcción democrática y del Estado. Y soy plenamente europeísta. El futuro pasa por una UE fuerte, más unida, con más protagonismo de los estados y de las regiones insulares como la nuestra. Esto nos diferencia absolutamente de Vox.
Pero si no le saliesen los números y no le quedase más remedio, le puede pasar como a Mañueco, que está teniendo verdaderos problemas con su vicepresidente, ¿no teme que esto pueda ocurrirle a usted?
Es que si yo temiera o pensara en el día después de las elecciones, o estuviera calculando todo el día los pactos, no hablaría tan convencida y con tanta ilusión de nuestro proyecto. Y, sin duda, quizás volvería antes a casa. Estoy convencida de que tendremos la posibilidad de aplicar nuestro programa. Lo tenemos prácticamente hecho y están colaborando muchísimos expertos. Si estamos enrolando a tanta gente en la ola de ilusión por el cambio es porque estamos convencidos de que es posible y de que podremos aplicar el programa sin muchas hipotecas y por esto trabajamos.
¿Cuál sería su primera medida en caso de ganar?
Seguramente habrá muchas cosas por hacer y estoy convencida y concienciada de que vamos a tener un Gobierno al que no le van a dejar los cien días y que desde el primer día nos van a exigir resultados y soluciones. Por eso llevo desde que salí elegida presidenta de mi partido diciendo a mi equipo que vamos a llegar con los deberes hechos y por eso tenemos redactada una ley fiscal, las medidas de política de vivienda, una alternativa a la ley turística, y estamos avanzando en la reforma de la Administración. Para ser honestos, y en esto le voy a copiar a Feijóo, la primera medida es explicar a los ciudadanos lo que nos hemos encontrado: encargar una auditoría en la Sanidad Pública. Porque si se han tenido más recursos que nunca, ¿por qué las listas de espera están creciendo más que nunca o la Atención Primaria está dejando de ser una garantía o por qué hay muchos centros de salud abiertos sin un sanitario que pueda atender una urgencia en los fines de semana? También le digo a mi equipo que sobra legislación, sobra burocracia y sobran trabas para quienes vienen a invertir en Baleares. Entonces, lo que hay que pensar es cuál es la primera ley que vamos a derogar.
¿Y cuál es?
No sé si será la primera, pero de las primeras será la ley turística.
Se cumple una semana de que su partido rompiera las negociaciones con el Gobierno por el Poder Judicial. Hemos vuelto a la casilla de salida y seguimos, cuatro años después, con el Poder Judicial sin renovar. ¿Qué salida queda después de lo sucedido?
El PP ha sido muy claro en cuál es la salida: que Sánchez renuncie a la reforma del delito de sedición, que renuncie al pacto con los independentistas y vuelva a la centralidad. Que renuncie a pactar con los más radicales y vuelva a la moderación que supone el PP. Que se retomen las conversaciones en el punto en que estaban. Esta negociación ha demostrado, para tristeza de muchos españoles, es que Sánchez no es de fiar, que no tiene palabra. Feijóo le tendió la mano a Sánchez para grandes pactos de Estado, que es lo que demanda la ciudadanía cansada de la lucha política. Y Sánchez ha mentido, no sólo al PP, sino a todos los españoles. Creo que Feijóo ha actuado como un líder: con fortaleza, con convicción y diciendo que al PP y a los españoles ni se les engaña ni se les chantajea.
Pero la sedición no era un problema hace una semana y ahora sí lo es. Cuca Gamarra llegó a decir que eran dos cosas separadas, ¿por qué ahora sí lo es?
No, a ver, la sedición siempre ha sido una línea roja para el PP. Nosotros nunca hemos estado de acuerdo con reformar el delito de sedición, que es lo que vienen pidiendo los prófugos y los condenados precisamente por sedición. Y viene aquí la ministra [María Jesús] Montero, en pleno debate de Presupuestos, y dice que se va a llevar al Congreso la reforma del delito de sedición porque es un compromiso del presidente.
Luego se retractó.
Después dijo que no, pero ya lo había dicho. Dijo que no había dicho lo que sí había dicho. Luego se produjo un hecho que merece muchas explicaciones. Puigdemont dijo que había negociado o hablado con representantes del PSOE y que le habían garantizado unas reformas legislativas beneficiosas. Sánchez dijo que traería a Puigdemont ante la Justicia y ahora está negociando los beneficios. Creo que Gamarra fue muy clara: desde el PP vamos a seguir exigiendo saber quién es el señor o la señora X que se ha ido a negociar con Puigdemont.
¿Ha sufrido presiones Feijóo para romper las negociaciones?
Bueno, es algo que desconozco. Pero conociendo a Feijóo y su liderazgo fuerte, y el respaldo que ha tenido desde el primer momento para liderar el PP, yo imagino que ha hablado con muchísima gente y ha tomado su propia decisión. Esto es lo que hace un líder y su fortaleza. Tú negocias pero no dejas ni que te engañen, ni que te traicionen, ni que chantajeen al principal partido de la oposición.
¿No temen que esta ruptura de acuerdos afecte a la imagen de los políticos?
Sí, evidentemente, y por eso exigimos a Sánchez que vuelva a la centralidad. Los pactos de Estado se realizan desde el centro político y la moderación, con todas las diferencias que pueda haber, que es lógico, sano y democrático que las haya. Pero desde la polarización, los extremos y esta tensión continua se hace muy complicado llegar a acuerdos. Le hablo de mi experiencia. Yo he negociado en el Congreso leyes importantes, pero desde que soy presidenta del PP de Baleares le he ofrecido varios pactos a la presidenta Armengol que ha rechazado. Un pacto sobre los fondos europeos, por el turismo, por la educación, por las cuestiones lingüísticas, por el agua...
¿Qué se lleva de su experiencia en el Congreso?
Ha sido y está siendo una experiencia maravillosa y muy necesaria, que te aporta mucha visión de conjunto que suma a la hora de pretender gobernar tu comunidad. Entiendes cómo es esta España plural y diversa, también el valor de la reivindicación de cada territorio. Y la riqueza. Donde otros ven enfrentamiento yo veo riqueza. Qué suerte tener en Baleares dos lenguas oficiales y podernos comunicar en dos lenguas oficiales y que cada uno, en libertad, pueda elegir la que prefiera. Yo me llevo sobre todo esta experiencia desde la pluralidad de nuestro país. También soy portavoz adjunta de temas sociales. Y ha sido una experiencia maravillosa el contacto con las organizaciones del tercer sector de acción social. Poder participar en la renovación del Pacto de Estado contra la Violencia de Género o en la Ley contra la Violencia en la Infancia y la Adolescencia. Yo tengo un alma social y una experiencia social. Es muy importante entender que la política social es también gestión y que la bandera de lo social no es exclusiva de la izquierda. Yo pienso dar la batalla en estos temas. El Ministerio de Irene Montero no es feminista ni es feminismo lo que se está haciendo y no es lo que necesitamos las mujeres que vivimos en la España real y que hacemos equilibrios para conciliar, trabajar y cuidar con nuestros hijos. No es social que la ministra de Trabajo quiera acabar con las bonificaciones de contratación de personas con discapacidad. Hay que romper el cliché de que sólo la izquierda tiene corazón, yo les aseguro que tengo un corazón que late muy fuerte y que es muy sensible y muy empático al sufrimiento ajeno.