De autarquías y libertades
Se habla con entera impunidad de que el Gobierno ha dado un golpe de Estado. Vox lanza esas acusaciones y el Partido Popular las reproduce con hipocresía, mientras un coro de medios derechistas hace de amplificador.
El índice que valora la calidad democrática en los diferentes países del mundo ha reforzado la calidad de nuestro sistema y, sin embargo, nunca habían estado tan manidas las apelaciones a la libertad, ni las asociaciones con liderazgos autócratas.
Y es tremendamente preocupante que el líder de la oposición sea responsable de alentar afirmaciones de tal gravedad. Es muy preocupante que la “derecha de Estado” sea responsable directa de una estrategia de debilitamiento democrático, y lo es no sólo por sus esfuerzos predicadores en este sentido, sino también porque no dejemos de tener presente su responsabilidad en el bloqueo del Órgano de Gobierno del Poder Judicial, que es el garbanzo negro dentro del estatus de democracia plena que nos dedica el índice de Democracias 2022.
Se ha convertido en una práctica frecuente que se acuse al presidente del Gobierno de autócrata. Se habla con entera impunidad de que el Gobierno ha dado un golpe de Estado. Vox lanza esas acusaciones y el Partido Popular las reproduce con hipocresía, mientras un coro de medios derechistas hace de amplificador. Estrategia de desgaste democrático porque sabemos que el mejor caldo de cultivo para las autocracias son las democracias débiles, y caer en la paradoja de acusar con inquina de lo que se añora.
La RAE define autocracia como la forma de gobierno en la cual la voluntad de una solo persona es la suprema ley. Definición que une la labor ejecutiva y la legislativa en una sola línea.
España actualmente tiene al Parlamento más plural de la historia de la democracia, que es reflejo de una sociedad diversa. Esa diversidad enriquece la acción legislativa por incorporar una mirada mucho más ajustada a la realidad de nuestro país, y también obliga a poner en práctica, más que nunca en nuestra historia democrática, una cualidad esencial en democracia como es el diálogo como herramienta para lograr consensos.
Por tanto, y contraponiendo la definición de la RAE, la forma de gobierno en España se define por la voluntad que emana de la soberanía de un legislativo que representa la enorme riqueza de la pluralidad.
El problema empieza cuando esa pluralidad es incómoda y no gusta por llevar implícito el tener que reconocer una realidad que nos muestra la configuración de un espacio social mucho más amplio que el que representa los intereses por los que la derecha siempre ha patrimonializado el poder. Entonces es cuando se pone en marcha la oposición del oponerse a todo, la oposición que no tiene reparos en atacar los intereses de su país dentro y fuera de sus fronteras, la oposición impulsora del odio al adversario político o la que utiliza el populismo de la ultraderecha para que le revuelva el río antes de tirar la caña.
Esa misma oposición que ha puesto en el candelero los términos libertad para reivindicar su libertad segmentada y que nos habla de autocracias por puro anhelo con una piel demasiado fina, y es que desenmascare la falta de solvencia, los discursos erráticos, las proclamas malintencionadas no es una forma de represión o control a la disidencia, ni es un intento de frenar a la oposición.
Conectarse a la actualidad y hacerlo con capacidad de análisis es un ejercicio muy necesario en estos tiempos fake. No dejemos que las soflamas y la política de tierra quemada sea una estrategia acertada porque lo que está en juego es si abrimos la puerta a quienes viven la ensoñación del autoritarismo como medio para consolidar su deseado poder: sólo hay que observar las señales y preguntarse ¿qué es autarquía?, y quizá la respuesta sea autarquía eres tú…