El tractor al que se rinde Valencia entera por su impagable ayuda a las víctimas de la DANA

La catastrófica situación que se vive en estos momentos en la provincia de Valencia está dejando todo tipo de escenas casi apocalípticas: casas y coches inservibles, cadáveres por doquier, devastación en cada rincón de cada pueblo, y en definitiva, la impotencia de miles de personas que ven cómo su vida, que hasta el lunes transcurría de forma normal, se ha derrumbado por completo.

Es en estos momentos cuando se descubre y demuestra de qué pasta está hecho cada uno, y cuál es la forma en la que tanto unos como otros ayudan, colaboran a la hora de retirar escombros, vehículos y en definitiva, ser más solidarios que nunca. Es en este contexto donde ha emergido la figura de Miguel Asins, un hombre de 57 años que se está volcando con sus vecinos de Catarroja como pocos.

Este agricultor se ha convertido en todo un héroe y símbolo de esperanza y resistencia entre sus convecinos, gracias a su colaboración montado en su tractor, con el cual está llevando a cabo una labor encomiable, como es la 'apertura' de las calles, quitando escombros y liberando las calles y vías para que la gente pueda salir de sus casas.

Tal y como él mismo ha explicado a los medios, actualmente -y desde el pasado martes-, "ya habrá tiempo de limpiar mi casa", pero ahora, la labor más importante es continuar en la búsqueda de personas que puedan encontrarse atrapadas en sus casas, y tratar de encontrarlas con vida.

Así, tanto Miguel como su hijo -que también está colaborando al igual que su padre- se han destapado como dos de los héroes que está dejando esta tragedia, protagonizando una de las historias más emotivas y esperanzadoras que está dejando esta dramática situación.

Además, según él mismo dice, "hemos trabajado para que las funerarias pudieran pasar y se llevaran los cadáveres". Así, reivindica la función y la figura de los agricultores, y denuncia que se sienten "olvidados". "Cuando vamos a pedir ayudas nadie se acuerda de nosotros, pero cuando llegan las catástrofes somos imprescindibles", denuncia.

Pese a su gran labor, la situación es crítica, y lamenta que no hay nada en pie. "No hay un negocio ni una planta baja que se haya salvado. Todo está destruido", asegura. Pero afirma que la única opción es seguir adelante en esta complicadísima situación.