Asesinatos, literatura y derecho a la intimidad
No sabemos el grado de ficción y de no ficción que trae el libro, pero ese es un dato menor, a mi modo de ver, en el actual contexto.

La editorial Anagrama ha suspendido la distribución del libro de Luisgé Martín —titulado El odio— con motivo del reclamo formulado por Ruth Ortiz, madre de los niños asesinados por José Bretón, Ruth y José, en 2011.
Es difícil opinar sin tener el libro a la vista, pero no imposible.
De la información periodística surge que el libro contiene testimonios del asesino —ya condenado a 40 años de cárcel— en el que brinda detalles de su execrable crimen, algunos no conocidos.
Cabe entonces preguntarse, hasta qué punto el ejercicio de la libertad de expresión puede tolerarse, si con el mismo se reeditan las circunstancias más dolorosas que un ser humano puede vivir: la muerte de dos hijos provocada por el propio padre.
No sabemos el grado de ficción y de no ficción que trae el libro, pero ese es un dato menor, a mi modo de ver, en el actual contexto. En efecto, la siniestra información que pudo haber dado el asesino al autor del libro tiene alto riesgo de violar el derecho a la intimidad de la madre de esos niños.
En ese equilibrio, en el que confluyen la libertad de expresión, por un lado, y el derecho a la intimidad, por otro, me inclino por pensar que debe prevalecer este último, con la consecuencia práctica de que el libro no debe ver la luz, ni debe poder comercializarse.
El mérito literario de la obra —si prospera la no distribución— quedará como una incógnita en la historia literaria española. Del mismo modo, también quedará en la historia tribunalicia la batalla legal que se avecina si la editorial decide ir adelante con la distribución y comercialización del libro, contrariando el deseo expresado por la madre de los niños y ya formulado de sede judicial.
Beltrán Gambier es abogado y director de la revista Intramuros (biografías, autobiografías y memorias)