Bielorrusia, el gran satélite del Kremlin, es un problema de seguridad cada vez más acuciante en el continente y Polonia, especialmente, siente su amenaza.
Varsovia reclama un cambio de política, advirtiendo de las posibles consecuencias si los restos llegan a suelo polaco. Ya ha habido víctimas en el pasado.
Dice que Moscú y Minsk los mandan para causar problemas en la frontera y aboga por una medida que va contra el derecho internacional. Está por ver si Bruselas acepta, justo cuando plantea copiar políticas poco humanas como la italiana.
Polonia anunció la activación "inmediata" de los planes para construir las fortificaciones conocidas como "Escudo del Este" a lo largo de su frontera con Rusia.
El jefe del Estado Mayor del Ejército polaco, el general Wiesław Kukuła, anima a formar mejor a los soldados porque sabe que los años por venir son de incertidumbre.