Aunque en la cabeza de Javier Fernández no está la recuperación de la extinta federación socialista catalana -como han apuntado otros barones-, sí está instalada la necesidad de revisar una relación asimétrica que durante años fue decisiva para las victorias electorales del PSOE, y hoy sólo aporta división interna. El espejo en el que se mira la gestora de Ferraz es el mismo que vincula a los socialcristianos bávaros de la CSU con los democristianos de la CDU, el partido de Merkel.