San Antonio no necesita maquillaje para lucir resultón
San Antonio Spurs vuelve a poner de manifiesto que no hace falta pasar la ITV y remodelar la franquicia de arriba a abajo para mantenerse dentro de la aristocracia de la liga. Una lección que no sería posible sin el Popovich, quien mantiene con hambre a un grupo que parece no saciarse jamás.
Hay estudiantes que llevan sus apuntes al día, quienes no dejan nada a la improvisación y se conciencian desde el principio de curso; otros, mientras, aguardan hasta las semanas previas a los exámenes para hacer sus tareas. Los San Antonio Spurs son de los primeros. Y siempre ha sido así; casi nadie recuerda a la franquicia tejana dejándose ir en las primeras semanas, o jugando a medio gas. Y eso que llevan sin pasar por el taller más de un lustro.
Todas las alarmas se encendieron en verano, tras la derrota en el séptimo partido de las Finales ante Miami. Parecía que el ocaso de las carreras de Ginobili y Duncan era inminente, que la renovación no podía dilatarse otra temporada más, porque las arrugas no las ocultaría ni la prestigiosa Astor; piezas ensambladas pero con demasiados kilómetros en las piernas. Las imperfecciones serían cada vez más patentes y el 4x4 de Popovich descarrilaría más bien pronto que tarde porque la falta de refuerzos es un mal endémico en San Antonio.
Pero el balance tras trece partidos (12-1) ha dejado claro que muchos entendidos se equivocaron en sus pronósticos. La receta sigue siendo la misma de siempre: la dirección impecable de Parker, la sapiencia de Duncan en el poste bajo y los puntos de Ginobili desde el banquillo; aderazados por un Khawi Leonard cada vez más anotador y un Splitter en modo esponja aprendiendo del maestro Tim Duncan.
El maquillaje se limita a Belinelli y al semidesconocido Jeff Ayres. Jugadores de complemento más que suficientes para seguir compitiendo -y ganando- en el salvaje Oeste.
San Antonio y su engranaje vuelven a poner de manifiesto que no hace falta pasar la ITV y remodelar la franquicia de arriba a abajo para mantenerse dentro de la aristocracia de la liga. Una lección que no sería posible sin el comandante Popovich, quien mantiene con hambre a un grupo que parece no saciarse jamás.
Un conjunto con hechuras, solvente, de postín que está acostumbrado a ganar, ¿por qué no va a volver a pelear por un nuevo anillo? Tony Parker ha vuelto más fresco de lo que se pudiera esperar y su conquista de Europa con la selección gala le ha insuflado nuevos aires y ha despertado el deseo de volver a la cima también en Estados Unidos.
De momento llevan velocidad de crucero y están en la senda perfecta para hacer peligrar el récord de los Bulls de la temporada 95-96 (72-10). Todo dependerá de la administración de recursos que hará su entrenador, el santo y señor de la franquicia tejana.