El tanque soñado por Zelenski traga demasiado combustible
Los primeros Abrams, autorizados por Estados Unidos, llegaron en septiembre. En ellos se confía para cambiar el rumbo de la guerra terrestre, pero tiene sus contras.
Durante meses, las autoridades de Estados Unidos rehusaron a enviar tanques M1 Abrams a Ucrania, insistiendo en que su mantenimiento y reparación eran muy complicados. En enero, Washington cambió súbitamente de parecer, respondiendo con un rotundo sí a las llamadas desesperadas de Ucrania para recibir tanques. Al fin, en septiembre llegaron las primeras tandas de un refuerzo llamado a cambiar las cosas en la guerra terrestre contra el invasor ruso.
Los tanques M1 Abrams han encabezado las acciones de asalto de las fuerzas estadounidenses durante décadas y por eso el Gobierno de Volodimir Zelenski confiaba en ellos, junto a los Leopard de origen alemán, para su reconquista en ciernes.
Con una tripulación de cuatro hombres, los Abrams fueron utilizados por primera vez en un campo de batalla en 1991. Poseen un fuerte blindaje, un cañón principal de calibre de 120 milímetros, capacidad para penetrar blindajes enemigos, sistemas de disparo avanzados, orugas anchas, un motor de turbina de 1.500 caballos de fuerza y una velocidad máxima de 68 kilómetros por hora.
En su operación más reciente, estos titanes de batalla encabezaron la ofensiva contra Bagdad durante la invasión de Estados Unidos a Irak de 2003, donde las unidades de la Tercera División de Infantería efectuaron lo que llamaban “Ataques Tormenta” para penetrar las defensas iraquíes.
Para Kiev, estas referencias eran ideales. Es lo que quería replicar. Pero EEUU tenía una buena razón para negarse de inicio a enviar estos tanques: el motor de los Abrams necesita cientos de litros de combustible para su funcionamiento. El tanque consume al menos 4,7 litros de combustible por kilómetro, ya sea que esté parado o en movimiento, dijo Butler, lo que significa que es necesario que haya disponible una caravana de camiones cisterna para que puedan seguir avanzando.
A Estados Unidos le preocupa que las demandas de combustible representen una pesadilla logística para las fuerzas ucranianas. Si bien los Abrams pueden cruzar la nieve o los lodazales, los camiones de combustibles no. Además, como cualquier motor jet, las turbinas de los Abrams necesitan respirar y absorben aire por ventilas con filtros situadas en la parte posterior. Cuando esos filtros se tapan, ya sea con arena, como informaron los soldados a la GAO en 1992 o por otros restos que podrían encontrar en Ucrania, dejan de funcionar.
La firma especializada TS2 ha publicado que "debido al peso del tanque, que puede superar las 60 toneladas, y la energía requerida para moverlo, se estima que el tanque Abrams tiene una eficiencia de combustible de aproximadamente 0.6 a 0.9 kilómetros por galón en carretera. El movimiento fuera de carretera o las condiciones de combate pueden reducir significativamente esta cifra".
"Tales tasas de consumo de combustible presentan desafíos sustanciales para la logística militar. El Ejército de Estados Unidos debe asegurarse de que haya suministros de combustible disponibles para tanques de combate principales como el Abrams durante ejercicios de entrenamiento y despliegues. Para mitigar estos desafíos, el ejército utiliza estrategias que incluyen convoyes de combustible, grandes depósitos de combustible móviles y, en algunas situaciones, entrega de combustible por aire", incide.
La baja eficiencia de combustible de este modelo, añade, se debe principalmente a la pesada armadura y al potente motor de turbina necesario para impulsar el tanque. "El consumo de combustible afecta las operaciones militares al requerir un importante apoyo logístico, que incluye mantener suministros de combustible y establecer líneas de suministro sólidas durante operaciones de combate", concluye. Aunque hay investigaciones en curso para mejorar sus condiciones, ahora mismo este problema es un lastre en Ucrania.