Rajoy se mira en el espejo de Cameron
Hay que mirar más allá de las encuestas, y el PP ya ha empezado a hacerlo. Igual que Cameron se empleó a fondo en un agresivo cuerpo a cuerpo contra Milliband, Mariano Rajoy hará lo propio contra el secretario general del PSOE cuando se despeje finalmente en julio si será o no candidato a la Presidencia del Gobierno.
Hay que mirar más allá de las encuestas, y el PP ya ha empezado a hacerlo. Tras el berrinche del último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas, el ejemplo del Reino Unido ha insuflado ánimo en la alicaída moral de la tropa "popular". Así que ¡agárrense que vienen curvas!, porque aunque el PSOE celebre ese casi empate técnico que le auguraba esta semana el CIS y Felipe González vea a los suyos en condiciones de volver a ser primera fuerza en un escenario de italianización de la política, para el PP todo es distinto. El 24-M es, para los de Rajoy, sólo un ensayo de las generales, un entrenamiento que podría volverse en contra de los socialistas el día de la gran función porque la fragmentación del voto y el bloqueo en Andalucía anticipan un buen espacio en generales para un PP, que se presentará como única fuerza capaz de garantizar la estabilidad política, económica e institucional.
Aguardarán a que el PSOE se decida a hacer "extrañas" coaliciones en ayuntamientos y Comunidades, después de las municipales y autonómicas, para lanzarse a la yugular de Pedro Sánchez. Entonces, la campaña estará hecha. Ya tienen modelo a seguir. Igual que Cameron se empleó a fondo en un agresivo cuerpo a cuerpo contra Milliband, Mariano Rajoy hará lo propio contra el secretario general del PSOE cuando se despeje finalmente en julio si será o no candidato a la Presidencia del Gobierno. Y todo indica que así será porque esta semana, tras no lograr la investidura de Susana Díaz en segunda vuelta, las huestes del "susanismo", que se consideran víctimas de una conspiración entre "marianistas", "sanchistas", "felipistas" y "cebrianistas", andan lamiéndose las heridas de lo que pudo ser y el calendario y las circunstancias probablemente no permitirán.
"Cuando el jueves estén en la cabina con el lápiz en la mano, deben hacerse una pregunta: ¿Me fío de Ed Miliband para llevar la economía?", preguntó Cameron en la recta final de su campaña. El público respondió con un largo y sonoro "noooo", y el primer ministro formuló más preguntas:
-¿Hemos resuelto todos los problemas de este país?
-¡Nooooo!
-¿Necesitamos cinco años más para resolverlos?
-¡Sííííí!
No todo está arreglado, reconocían los conservadores británicos. Los sueldos son bajos y el empleo creado, precario. Pero la situación es preferible a las altas tasas de paro que la crisis ha dejado en otros países. Por eso pedían cinco años más: para presentar unas cuentas equilibradas y una economía saneada que cree empleo estable y bien remunerado. En la esquina opuesta, los conservadores dibujaban a un partido laborista que haría saltar por los aires la recuperación económica y cuya única opción de gobernar era aliarse con los "radicales secesionistas" escoceses. "Los nacionalistas no quieren que el país vaya mejor. "¡Quieren que el país no exista!", llegó a asegurar Cameron.
Pues miren esta foto ("La perspectiva aterradora que debemos evitar") y cambien a Salmond por Pablo Iglesias. El PP apelará al miedo, a la incertidumbre y a un batiburrillo de partidos contradictorios y condicionados por la extrema izquierda, cuyo único objetivo es desbancar al suyo (véase el argumentario titulado "El Partido Popular es la única alternativa de futuro y cambio). Y se presentará como la única fuerza capaz de garantizar la estabilidad, el sentido común y el valor de las cosas bien hechas. ("El PP es el único que garantiza la estabilidad que necesita España")
Observen ahora este folleto y cambien a Cameron por Rajoy y a Miliband por Sánchez. A un lado, se presenta un plan económico claro, un fuerte liderazgo y un futuro mejor y más seguro (menos déficit, menos impuestos, más empleos y nuevos negocios). Al otro, más deuda, más impuestos, más gasto y menos empleos. Idéntica estrategia a la que el PP ya emplea con los socialistas en otro de sus documentos internos: "donde se destruía empleo, hoy se crean más de un millón de puestos de trabajo; donde se cerraban empresas, hoy se abren; donde se congelaban pensiones, hoy se suben; donde había despilfarro, hoy se ahorra; donde se nos abocaba al rescate, hoy crecemos..."
Pues eso: que el PP ya se jacta, en los argumentarios que reparte entre sus cuadros, de que el partido conservador británico haya vencido a las encuestas que pronosticaban un empate técnico y una fragmentación del voto, y sentencia que el centro derecha ha demostrado a lo largo de la historia que "sabemos estar a la altura de las circunstancias, apostando por respuestas que funcionan frente a discursos estériles, vacíos y el engañosos". Rajoy ya se mira en el espejo de Cameron, que para eso Pedro Arriola ha viajado a Londres, ha seguido de cerca la campaña del Reino Unido y ha tomado prestados los consejos del gurú electoral de los conservadores británicos: no atender lo que dicen los sondeos, no hablar jamás de corrupción e insistir en los mensajes sobre la recuperación económica. Claro que igual no han reparado en que en el Reino Unido la corrupción no es impune y en que Cameron no tenía ni ni Bárcenas, ni Gurtel, ni Púnica, ni un partido financiado ilegalmente durante 20 años.
Y si no se han percatado de todo ello y se creen capaces de voltear las encuestas, mucho menos han caído en la reflexión serena de quienes ven en el panorama actual muchas coincidencias con el que vivimos en los noventa: la retirada de Manuel Fraga para la refundación de una derecha en la que cupieron desde Blas Piñar hasta los restos del CDS de Adolfo Suárez y una cruel división de la izquierda que fortaleció a la IU de Anguita en detrimento de un PSOE que había traicionado sus principios con la huelga general de 1988, y se fracturó durante lustros hasta la llegada de Zapatero.
¿Recuerdan? Fue Josep Oliu, el presidente del Banco de Sabadell, quien hace ahora un año propuso crear "una especie de Podemos de derechas" orientado a la iniciativa privada y al desarrollo económico. Ahí está ya Ciudadanos. Y hay quien cree que la nueva refundación no será con Rajoy porque, aunque el PP gane el 24-M, su victoria será tan pírrica que no se descartan movimientos internos que le obliguen a la retirada. Vaya, que la historia se repite. Y donde antes había AP, Falange, CDS y otros, hoy están PP, Cs y la moribunda UPyD. Y dónde antaño había un PCE que acabó en IU, hoy está un Podemos que aspira a comerse el pastel de un PSOE que si hace años se fracturó entre "renovadores" y "guerristas", hoy está dividido entre "susanistas" y "pedristas". ¡Atentos!