Un Pacto de Estado como punto de partida
Hay realidades que no solo superan la ficción sino la peor de las pesadillas. Imaginar a una madre obligada a huir para salvar a sus hijos de un maltratador resulta un ejemplo tan estremecedor como elocuente. Por desgracia, la realidad ofrece a diario casos de violencia contra las mujeres que exigen contundencia máxima en las actuaciones y urgencia inaplazable en su aplicación. Hace ya mucho tiempo que es demasiado tarde.
Treinta y dos mujeres asesinadas en lo que va de año y seis niños y niñas. Dieciséis huérfanos menores de edad. Una enumeración que se suma a la barbarie de años anteriores. Más de 800 mujeres asesinadas por sus parejas desde que en 2004 entrara en vigor la Ley Integral contra la Violencia de Género. Datos que son mucho más que números. Son dramas personales, vidas truncadas, futuros destrozados. La ola de solidaridad que ha generado el caso de Juana Rivas exige estar a la altura de una sociedad que necesita que se traduzcan en hechos las condenas y condolencias.
Para ello, la aprobación unánime el pasado 24 de julio del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, reclamado por el partido socialista con insistencia, supone un punto de partida. Solo eso hasta que el Gobierno demuestre con recursos que su voluntad es firme. No ha sido así hasta ahora. Tampoco lo fue en el trámite de los Presupuestos en los que el PP votó en contra de todas las enmiendas presentadas por la oposición para mejorar la prevención y la atención a las víctimas del machismo criminal y para reforzar las políticas de igualdad. Si este pacto es el punto de inflexión en esta política de recortes, bienvenido sea, y únicamente lo será si las medidas acordadas se llevan a la práctica cuanto antes con las dotaciones presupuestarias necesarias.
La elaboración de una memoria económica y la constitución de una comisión de seguimiento del acuerdo se antojan requisitos fundamentales para lograrlo. Como lo es dotar a los ayuntamientos de recursos económicos para que recuperen la competencia en violencia de género y proceder con prioridad absoluta a las reformas legislativas que conlleve este nuevo marco de consenso. La implicación de todas las fuerzas políticas y de las instituciones en la lucha contra la manifestación más cruel del machismo es inexcusable y no admite laxitud alguna con el paso del tiempo. No es tiempo de fotos para la posteridad sino de soluciones para el presente a un drama social sin equiparación alguna.
Tiempo de responsabilidades compartidas según las competencias de cada Administración. En este escenario de suma de voluntades y, sobre todo, de actuaciones es un motivo de satisfacción para la Consellería de Sanitat Universal i Salut Pública que se haya recogido en este Pacto de Estado una iniciativa que, desde la llegada del gobierno del cambio, ya es una realidad en la Comunitat Valenciana. Me refiero a los protocolos de cribado universal de violencia de género para que los profesionales de Atención Primaria y Urgencias activen la detección precoz de casos.
En 2016 se realizaron más de 82.000 entrevistas en las consultas de Atención Primaria y se detectaron 2.300 casos positivos de maltrato que fueron derivados a los oportunos recursos de Bienestar Social y a las Fuerzas de Seguridad del Estado. Es la contribución que se hace desde la sanidad pública valenciana para sumar fuerzas con el objetivo de alcanzar una sociedad segura y libre de violencia de género. Esperemos que este Pacto de Estado sea el marco adecuado para ello.