Rusia, a punto de caer en una suspensión de pagos histórica: ¿qué significa eso?
Moscú tiene que pagar hoy 117 millones de dólares de intereses de deuda, pero no puede usar la divisa norteamericana por las sanciones. El escenario que se abre para la economía mundial es incierto.
Este miércoles, Rusia afronta el vencimiento del pago de 117 millones de dólares (unos 105 millones de euros) de intereses de deuda. Es un dinero que tiene que devolver a quien se lo prestó. Parece una cifra irrisoria para una potencia como esta, pero el problema es que, por las sanciones internacionales impuestas por Occidente tras la invasión de Ucrania, Moscú no puede pagar en dólares. Ni uno. Así que se enfrenta al impago, una situación histórica.
En sólo tres semanas, el país ha encadenado la devaluación de su moneda, el cierre de su Bolsa, la marcha de las principales multinacionales -de todos los sectores- y un aislamiento internacional que le complica mucho la vida. Esto le ha llevado a no poder pagar hoy un dinero que sería calderilla en otras circunstancias. Ahora, si no aboga esos millones, se abre un periodo de gracia de 30 días, pero las agencias de calificación crediticia podrían declarar el impago de Rusia antes de que termine ese periodo si Moscú deja claro que no tiene intención de pagar.
Tras ese tiempo, el país entrará oficialmente en suspensión de pagos por primera vez desde 1998, cuando no pudo abonar sus deudas en rublos. Para encontrar un precedente de impago en moneda extranjera hay que retroceder aún más, hasta 1918, cuando el naciente régimen bolchevique -aún le faltaban cuatro años para ser URSS- renegó de la deuda acumulada por sus predecesores zaristas.
La mitad de las reservas de divisas del país, aproximadamente 315.000 millones de dólares, han sido congeladas por las sanciones, por lo que Moscú está intentando pagar a los acreedores de “países poco amistosos” en rublos hasta que se levanten las sanciones, dice el ministro de Finanzas de Rusia Anton Siluanov. Las agencias de calificación crediticia determinarían si Rusia se encuentra en situación de impago, si Moscú incumple los pagos o reembolsa la deuda emitida en dólares o euros con otras divisas, como el rublo o el yuan chino. Un impago podría expulsar a los pocos inversores extranjeros que quedan en Rusia y aislar aún más la débil economía del país. Aunque Rusia ha emitido bonos que pueden ser reembolsados en múltiples monedas desde 2018, estos pagos deben hacerse en dólares estadounidenses, dice el contrato, por lo que no hay buenas noticias, a priori, para Moscú.
Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), ya dijo el domingo que un impago ruso no es “improbable”. “Rusia tiene el dinero para cubrir su deuda, pero no puede acceder a él”, recordó durante una entrevista en el programa Face the Nation de CBS.
La semana pasada, Fitch Ratings rebajó la calificación de la deuda de Rusia, afirmando que la voluntad y la capacidad de Moscú para afrontar sus deudas se ha visto mermada y el impago “es inminente”. La agencia de calificación también advirtió que Rusia podría intentar pagar a los acreedores de determinados países en rublos. Hoy ha remarcado que si Rusia realiza en rublos el pago de los cupones de su deuda emitida en dólares, efectivamente “constituiría un incumplimiento soberano” una vez transcurrido el período de gracia de 30 días y habrá default.
Los analistas de Capital Economics señalaron que un impago ya se reflejaba en el precio de los bonos rusos en dólares, que se han desplomado hasta cotizar a apenas 20 centavos de dólar (18 céntimos de euro).
¿Y qué viene luego?
El Gobierno de Rusia se ha endeudado relativamente poco para lo que es un gran país. JPMorgan calcula que a finales del año pasado tenía unos 40.000 millones de deuda en divisas, de los cuales aproximadamente la mitad estaban en manos de inversores extranjeros.
Pero es difícil estimar las posibles consecuencias de un impago. La crisis financiera mundial de 2008 y la pandemia de coronavirus demostraron cómo los choques negativos pueden extenderse por el sistema financiero y la economía mundial modernos e interconectados.
Las entidades rusas deben más de 121.000 millones a los bancos internacionales, según el Banco de Pagos Internacionales. Los bancos europeos tienen más de 84.000 millones en concesiones totales, siendo Francia, Italia y Austria los más expuestos, y los bancos estadounidenses tienen un adeudo de 14.700 millones.
Georgieva dijo en su entrevista de hace tres días que era improbable que se produjera una crisis financiera “por ahora”, afirmando que la exposición de los bancos occidentales no era “sistémicamente relevante”.
Incluso si Moscú suspende los pagos a los inversores extranjeros de toda la deuda soberana, el impago de unos 60.000 millones, incluida la deuda en rublos que se mantiene en el extranjero, estaría en el mismo nivel que el de Argentina en 2020, un acontecimiento decepcionante para los mercados.
Pero los analistas de Capital Economics advirtieron que una importante institución financiera podría estar especialmente expuesta a la deuda rusa, lo que podría provocar repercusiones financieras más amplias. Un segundo riesgo es que un impago pueda desencadenar el incumplimiento de pagos por parte de las empresas rusas.
Vladimir Potanin, el empresario más rico de Rusia, hizo un llamamiento la semana pasada para que Moscú suavice las restricciones sobre las divisas para poder pagar los intereses de los bonos y préstamos extranjeros. De lo contrario, se corre el riesgo de que el país deje de pagar toda su deuda externa, que estimó en unos 480.000 millones.
“Para Rusia, el principal costo es quedarse fuera de los mercados mundiales de capitales, o al menos el aumento de los costos de los préstamos durante un periodo prolongado. Pero las sanciones lo han causado de todos modos”, sostienen en sus comunicados los analistas de Capital Economics.