Papel mojado
Si no se puede controlar lo que pasa donde se manipulan animales vivos en un matadero, el bienestar animal y la seguridad alimentaria se pueden ver seriamente comprometidos.
Cuando el pasado mes de octubre el Ministerio de Consumo sacaba a consulta pública previa el proyecto de real decreto ley para la instalación obligatoria de cámaras de videovigilancia en todos los mataderos de España, se abría un camino de esperanza en la evolución del sector.
AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición), organismo perteneciente al Ministerio de Consumo, ha estado trabajando en un proyecto de real decreto por el que se establecen medidas para el control del bienestar animal en los mataderos, mediante la instalación de sistemas de videovigilancia. Una vez recogidas las aportaciones pertinentes, se redactó un borrador de dicho real decreto ley, que se mantuvo en consulta pública hasta el pasado 15 de abril. A la vez, se anunció que el texto definitivo se aprobará a finales del 2021.
El trabajo de Equalia durante estos dos años, defendiendo esta iniciativa, se veía reconocido con una medida que ayudaría al cumplimiento de la normativa de bienestar animal y salud alimentaria, así como al trabajo de los veterinarios.
Pero leyendo detalladamente el Proyecto de Real Decreto por el que se establecen medidas para el control del bienestar de los animales en los mataderos mediante la instalación de sistemas de videovigilancia, la cosa no pinta tan bien. Un par de puntos en concreto convierten al texto en papel mojado:
- Se ha suprimido el elemento de la obligatoriedad en la revisión de las imágenes por parte del Servicio de Veterinarios, además de no especificarse ninguna periodicidad ni segmento mínimo de imágenes a visionar. Es decir, la revisión puede realizarla el propio matadero en el momento que considere, de manera que se pierde toda la objetividad que se requiere para detectar posibles irregularidades.
- El borrador ya no contempla disposición alguna que prevea y sancione el incumplimiento del mismo. Esto es, deja su cumplimiento a la voluntad y buena fe del matadero, algo absurdo y que, además, ya ha ocurrido en mataderos que han instalado, de motu proprio, cámaras en sus instalaciones.
Una supuesta normativa que no incluya estos puntos es inútil para el objetivo que se pretende, el control del bienestar animal. Es lo que ha reclamado Equalia formalmente, presentando sus alegaciones al Ministerio de Consumo para que las tenga en cuenta a la hora de revisar el borrador.
La insistencia e hincapié en que se incluyan tanto la revisión obligatoria por parte del Servicio de Veterinarios como las sanciones por incumplimiento de la normativa tiene motivos de peso, y cuesta pensar que no se hayan tenido en cuenta a la hora de obviarlos. El principal, preservar la seguridad jurídica en cuanto al cumplimiento de las normativas sobre bienestar animal, seguridad alimentaria y salud pública.
Empresas operadoras, la interprofesional del sector cárnico y otros grupos de interés han manifestado su intención de trabajar para mejorar en materia de seguridad alimentaria, sostenibilidad y bienestar animal. Esta medida ayudará en estos aspectos, así como en proporcionar la transparencia que el consumidor demanda desde hace tiempo. Pero debe ser una normativa sin fisuras, y para ello tiene que incluir la revisión objetiva de las imágenes y contemplar sanciones.
Otra razón nos la ha puesto sobre la mesa la pandemia que estamos sufriendo. Son numerosas las evidencias científicas sobre la relación entre bienestar animal y la salud humana. Preservar y asegurar el bienestar animal está estrechamente relacionado con la salud de los animales, lo que supondrá seguridad y calidad en los alimentos, reduciendo la necesidad del uso de antibióticos en ganadería y preservando la biodiversidad. Así lo ha establecido la Unión Europea en la estrategia De la Granja a la Mesa, eje principal dentro del Pacto Verde europeo.
Es de sentido común que, si no se puede controlar y valorar objetivamente lo que pasa en todas las zonas donde se manipulan animales vivos dentro de un matadero, el bienestar animal y la seguridad alimentaria se pueden ver seriamente comprometidos.
Esta medida, también, está alineada con lo que promueve la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Según EFSA, el bienestar de los animales de granja afecta indirectamente a la seguridad alimentaria, debido al estrecho vínculo entre el bienestar animal, la sanidad animal y las enfermedades transmitidas por los alimentos. Las deficiencias en el bienestar pueden incrementar la propensión a enfermedades y la mortalidad. Para estar en consonancia con esta afirmación, se necesitan controles rigurosos e infalibles, como la instalación de cámaras de videovigilancia y la posterior revisión por el Servicio de Veterinarios.
Si no se corrige el borrador de real decreto hecho público, añadiendo los puntos que se han obviado, todo esto quedará en papel mojado e inútil.