Un obispo cree que la Ley de Eutanasia puede servir para eliminar a los que estorban
Es el mismo que el Primero de Mayo alertaba de que el marxismo conduce a la violencia. Nada nuevo bajo el sol.
Del creador de la seria advertencia de que el marxismo y la lucha de clases conducen a la violencia, llega otro aviso. Esta vez sobre la Ley de Eutanasia. El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha valorado que con esta legislación “en la práctica, podrán ser eliminados los que estorban”.
Fernández ha explicado en una de sus cartas semanales que la Ley Orgánica 3/2021 de 24 de marzo de 2021, que entrará en vigor el 25 de este mes, “legaliza la eutanasia” y es “un paso atrás en la defensa de la vida”. Se trata del mismo obispo que, con motivo del Primero de Mayo, proponía reemplazar las reivindicaciones de la lucha de clases por el amor cristiano.
Este representante de la Iglesia cordobesa ha criticado que pueda hacerse uso de la ley ”a petición propia o a petición de sus familiares, o incluso de oficio por parte del personal sanitario”. Eso sí, ha reconocido que a este último colectivo de profesionales “le cabe siempre la objeción de conciencia”.
Demetrio Fernández ha lanzado una reflexión indicando que “llegan momentos en la vida que no tienen explicación ninguna, en los que el placer desaparece y las energías vienen a menos. Qué sentido tiene entonces sufrir”. A su juicio, con la Ley de Eutanasia “el hombre asume una vez más el papel de dios, y se considera dueño absoluto de su vida”. Sin embargo, tampoco aclara quién sería su real propietario.
Jesucristo como solución al sufrimiento
Ante aquellos que sufren, el obispo de Córdoba ha recordado que “Jesucristo es capaz de iluminar el corazón del hombre, incluso en esas situaciones extremas, para decirnos: tu vida es muy valiosa, porque puede convertirse en una ofrenda de amor más limpio”. Y a quienes sopesen hacer uso de la eutanasia les ha indicado que “con tu vida, por muy limitada que esté, podemos arreglar el mundo”.
Eso sí, Demetrio Fernández ha roto una lanza en favor de la ciencia, puesto que “hoy, con los avances de la ciencia, se puede controlar el dolor para no sufrir por encima de la propia capacidad. La solución no es la muerte, sino los cuidados paliativos”. Además, ha expuesto a modo de conclusión que “la solución sigue siendo Jesucristo, el único que da sentido al dolor y a la muerte”.