Rafael Botella sufrió un accidente de tráfico cuando solo tenía 19 años y quedó tetrapléjico. Ahora, con 35, aplaude la aprobación de la ley de eutanasia. Él asegura que no está cansado de vivir, pero que "nadie tiene la potestad de decidir por ideología" y que quiere "su bala en la recámara" por si llegara el día en el que los constantes dolores que sufre desde hace años se convirtieran en algo inaguantable.